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Lindsey:

Genial, ahora me verían otra vez como una engreída. Geniales vacaciones...

-Está bien, admito que lo soy... Pero no soy una mala persona. - Dije, honestamente. Ya que en realidad, yo era casi una "callejera", de no ser por mi abuela, hubiera estado igual o peor que ellos. La chica me miró con obvia desconfianza, para voltear los ojos. Estaba en su derecho, no es como que la gente aquí sea muy amable que digamos. No puedo culparla, después de haber tirado su comida aunque fuera por error, era una mala impresión.

Al final, miré a los niños y se veían ahora asustados de mí. En que momento me convertí en uno de ellos, para que incluso los más inocentes desconfíen de mí. Si tan solo nunca hubiera obtenido esta tonta fortuna, la gente se vuelve tan ciega solo por trozos de plástico y metal, en qué momento nos convertimos en esto...

-Perdón por mentir, pero lo hice porqué no quería dar una mala impresión, pero al parecer ahora soy una mentirosa incluso... -Dije, un poco triste y apenada. La chica pareció notar mi sinceridad, y simplemente asintió para salir del lugar, y los niños aún desconfiados se escondieron al fondo del lugar, pero al cabo de un rato tuve una genial idea. Para, digamos que ganarme su confianza.

-Niños, ¿quieren ir de compras?- Ellos parecieron bastante impresionados y emocionados, pero también negaron. A lo que yo solo quedé extrañada. Pero la niña se adelantó a hablar. -Amelie dice que no debemos ir con extraños, y menos si son ricos. Dice que se burlarán o incluso podrían hacernos algo malo...- Dijo la niña, un poco triste pero honesta. Yo definitivamente aborrecía a los ricos, bueno. A las personas en esta ciudad, ¿cómo era posible que no pudieran ayudar a un niño en estas condiciones? Aunque tampoco es como que yo haya hecho mucho, hasta el momento.

Vamos, hay que ser la excepción Lyn. Me dije a mí misma, y los observé de vuelta, para estar más decidida en lo siguiente. -Les prometo que no me burlaré, y si alguien lo hace les daré permiso de maldecirlo. ¿Qué les parece?- Dije, de forma amable, y los niños todavía dudosos me miraron, pero después el más pequeño se acercó a mí y dijó un "Sí, por favor" entre susurros.

Y yo no pude estar más contenta. Así que salí primero para ver que no hubiera nadie, y después le avisé a los niños para que salieran conmigo, lo primero sería comer. Supongo que no han comido, por lo que les indiqué tomarse de los manos, y no soltarse de mí. Los guiaría a un buen lugar, comí en un restaurante un poco simple hace un rato, creo que estaría bien ir de nuevo, la comida era buena.

Al poco rato de llegar, les indiqué a los niños para entrar al lugar, pero ellos negaron asustados. A lo que yo solo me quedé desconcertada, seguramente les habían tratado mal. Pero les daría una lección, la gente cree que puede hacer menos a alguien sólo por tener cosas de "valor", al menos ellos tienen corazón, tremendos idiotas.

Les dije que confiaran, y ellos parecieron muy poco convencidos pero al final accedieron, y al entrar rápidamente el hombre de la recepción miró de mala forma a los niños, y antes de que hablara me adelanté. -Espero que no tenga ningún problema con los niños, son mis amigos. Y no me gusta que traten mal a mis amigos. ¿Está bien?- El hombre asintió, queriendo fulminar a los pobres niños, y ellos parecieron bastante sorprendidos. Así que después les indiqué para sentarnos en una mesa con buena vista, y ellos parecieron felices de ver la vista, pero después los vi otra vez temerosos y la niña se levantó, a lo que me giré y había un hombre que parecía ser el gerente.

-¿Qué sucede?- Dije, observando al hombre. Y le indiqué a la niña para sentarse de nuevo. El hombre pareció fastidiado, para luego decir en un arrogante tono un "éstos niños no pueden estar aquí, este restaurante es solo para gente con educación", a lo que le di una mirada de enojo y sorpresa, pero rápidamente me adelanté a decir. -¿Para gente con educación verdad?- El hombre todavía asintió con gusto, y yo solo guardé un poco mi ira. -Entonces, ¿qué hace usted aquí? No necesitamos a un hombre arrogante, necesitamos al mesero. Gracias. - Dije, con voz sarcástica y a la vez neutral. Los niños me vieron sorprendidos, y el hombre pareció indignado. Me pregunto qué clase de hombre era éste para decir algo como eso.

El hombre se fue aún enojado, y después el mesero vino a tomar nuestra orden. Los niños parecieron demasiado emocionados, y sentí un poco de tristeza al pensar como estos arrogantes idiotas los debieron de tratar antes para que ellos estuvieran tan asustados. Al final, todos pidieron pizza y yo pedí una hamburguesa, para no quedarme atrás. Cuando trajeron la pizza, todos comenzaron a comer muy emocionados, y yo estuve muy feliz de tener ese resultado. Después, les pedí que ordenaran un postre. Ellos parecían dudosos, pero les di una sonrisa a lo que parecieron muy convencidos. Mientras traían el postre, todos se presentaron y me contaron varias cosas. Eleonor, Patrick, Jean y Ethan. Tenían unos nombres muy buenos, dije cuando los escuché a todos presentarse.

Ellos parecieron gustosos, y al finalizar solo pagué la cuenta y nos fuimos, ahora si íbamos por lo bueno, ropa. Aunque a medio camino al centro, escuché unos gritos y decidí acercarme, tal vez alguien necesitaba ayuda. Les pedí a los niños que se quedaran tras mío, por si era algo peligroso. Y mi cara fue de sorpresa, y después un rojo vivo de pura ira.

Era la chica que cuidaba a estos niños, siendo golpeada por un hombre. En un local, que parecía ser un bar o algo parecido, por lo que veo era la mesera. Pero ¿quién se creía ese imbécil? ¿Y por qué nadie decía nada? A lo que decidí acercarme, y Eleonor me detuvo asustada. -Es el papá de Amelie, si te acercas te golpeará también.- Yo negué, y le dije tranquilamente que esperara junto a los niños en la puerta, que no se movieran de lugar.

Así que me acerqué lentamente al lugar, donde estaba ese hombre y la chica.

-¡¡Estúpida, que no puedes hacer nada bien!! Por eso tu madre te abandonó, porqué sólo eres un estorbo!!- Gritó, y estiró su mano para plantarle una bofetada, pero me adelanté y sostuve su brazo con fuerza. Para decir un -El único estúpido que hay aquí, eres tú. - Terminé secamente, y solté su brazo con fuerza. Poniéndome en el lugar de Amelie, ella pareció asustada.

Entonces...

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Holiiiis! ¿Cómo ven? Hay cada clase de idiota, ¿verdad?

Aunque, también hay unos pocos sinceros de corazón. Que el mundo no los corrompa, los quiero Cuties!!

Mi mejor amiga, Lyn. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora