p r o l o g o.

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Los tres integrantes de la familia Bakugo se sentían cansados, apenas acababan de llegar a su nuevo vecindario en Tokyo y no querían hacer nada más aparte de dormir.

El primero en adentrarse fue Masaru, llevando algunas cajas medianas con una mano y con la otra arrastrando una gran maleta. Mitsuki lo seguía con sus manos llenas de bolsos y otras pequeñas cajas.

Una vez la puerta se abrió ambos esbozaron una amplia sonrisa, la casa era bastante bonita tanto por dentro como por fuera. Mitsuki suspiraba viendo el diseño tan moderno de su nuevo hogar mientras que Masaru simplemente se dedicaba a dejar todas las cajas en la sala de estar. Apenas dejó la última caja en el piso dió un pequeño paseo por los alrededores de la casa, sentandose en un pequeño banco frente al mesón de la cocina en el que su esposa se encontraba una vez que terminó.

—¿Deberíamos sacarlo del auto?— habló preocupada.

—Dejalo, cariño.— tomó las manos de su esposa. —Un cambio tan grande no es fácil de asimilar, intentemos no presionarlo.

Ambos suspiraron mientras apretaban un poco más el agarre de sus manos.

Sabían que su hijo no estaba contento con la mudanza, realmente no podían culparlo: ningún adolescente se sentiría feliz si sus padres le avisan de repente que tendrían que irse a un país completamente distinto, dejando su vida  atrás.

La noticia los tomó a todos desprevenidos, pero simplemente no podían desperdiciar una oportunidad así. Pensaban que, si bien iba a ser una ventaja para ellos conseguir un puesto tan bueno en una empresa tan demandada, también lo sería para que su hijo empezara de cero otra vez. Querían creer que él encontraría otra cosa que lo hiciera feliz, que encontraría a alguien más que le mostrara lo bella que es la vida, que por fin conseguiría algo que lo apasionara, que encendiera su corazón justo como antes.

Antes...

¿Cuando dejarían ir el pasado?

Simplemente no podían culparse, antes todo era verdaderamente perfecto. El ambiente en casa era la definición de felicidad, su hijo sonriente contándoles todas las cosas maravillosas que le habían sucedido en el día durante la cena, ellos escuchaban atentos con entuciasmo ya que la felicidad del pequeño era todo lo que necesitaban para sentirse completos.

Seguían entrelazados de manos, sus miradas se encontraron con una estela de nostalgia en ella, pero aún así intentaron dedicarse una sonrisa sincera.

—Voy por él.

La rubia mujer asintió, no sin antes darle un pequeño beso a la mano de su amado esposo. Este salió en busca de su hijo, quien aún estaba en el asiento trasero de su camioneta, utilizando ambos brazos como almohada detrás de su cuello mientras escuchaba música con sus audífonos.

Abrió levemente la puerta, se agachó un poco hasta quedar a la altura del adolescente y quitó delicadamente uno de los auriculares.

—Hijo, deberías echarle un vistazo a la casa, creo que te gustará el patio.— puso una mano encima de su hombro.

El cenizo simplemente lo miró unos segundos inexpresivo antes de asentir levemente, saliendo de la camioneta segundos más tarde. Miró atentamente a su alrededor, era un vecindario mucho más grande de lo que imaginaba, las casas eran bastante distintas a las que se veían en Estados Unidos.

Empezó a caminar hasta entrar en su nueva sala, era amplia, demasiado a decir verdad, no entendía como sus padres habían comprado una casa tan grande si tan solo vivirían ellos tres, no quería ni imaginarse cuánto dinero tuvo que haberles costado aquel lugar. Examinó desde el mesón en el que se encontraba su madre hasta llegar al comedor, al patio, el estudio, las escaleras y finalmente el segundo piso, dónde se encuentran sus nuevas habitaciones. Entró en cada una, eran excesivamente grandes, definitivamente sentía que todo eso había sido una exageración.

Suspiró antes de entrar en la habitación menos grande de las cuatro disponibles, sinceramente extrañaba lo simple y cálido de su antiguo hogar, pero no había nada que pudiera hacer. Dejó su maleta a un lado de la cama y procedió a vaciar el interior de su mochila en aquel negro escritorio que tenía en una esquina del cuarto. Una vez listo, decidió que se recostaria a ver el techo con sus audífonos puestos, quizás así disminuiría un poco la sensación tan abrumante que lo carcomía por dentro.

—Ponte cómodo, en un rato pediré una pizza para comer.— habló su madre, asomando su cabeza por aquella gran puerta blanca.

Él simplemente asintió mientras la veía para proceder a mirar el techo nuevamente. Mitsuki, al notarlo, se acercó suavemente al cenizo, se sentó a un lado de él y acarició su puntiagudo cabello.

—Velo como una nueva oportunidad para reiniciar tu vida, Kats. Prometo que encontrarás algo bueno acá en Japón, confío en eso.

Él simplemente seguía tan distante como de costumbre, ni siquiera se digno en mirarla, cosa que hirió el corazón de su preocupada madre. Ella decidió que lo mejor era dejarlo solo para que fuera asimilando poco a poco el cambio, así que salió tan rápido como había entrado. Bakugo quería concentrarse en aquella playlist, aquella que con tanto amor le hicieron una vez y desde ahí se sentía incompleto si no la escuchaba por lo menos una vez al día.

Justo en el bajo de la canción hubo un ruido que lo distrajo, se escuchaba cada vez más fuerte, quitó poco a poco sus auriculares hasta dejarlos a un lado y acercarse a la ventana, de dónde creía que venían las voces.

Eran gritos, no, más bien risas, carajadas.

Abrió un poco la cortina que tapaba su vista y allí lo vió. Era un chico de cabello verde, iba en su skate a toda velocidad por aquella calle frente al vecindario mientras sostenía su celular frente a él, gritando felizmente mientras lo hacía, quizás queriendo que alguien lo viera a través de aquella pantalla.

Se veía tan alegre, tan feliz, tan libre. Suspiró nuevamente sin dejar de verlo hasta que se perdió por aquella calle al doblar hacia la izquierda.

¿Quien era ese extraño chico? ¿Y por qué de repente sentía la necesidad de conocerlo?


Hola chiquis, aquí les traigo el prólogo de Cool Kids, espero que les guste mucho.

Debo aclarar que aunque el fic está inspirado en Sk∞: the Infinity no será completamente igual a éste. Modificaré la historia a mi manera.

Espero traerles la portada para la semana que viene junto al capítulo número uno, estoy empezando a dibujar en digital así que haré mi mayor esfuerzo para ilustrar algunas escenas para que se vayan ilustrando a medida que avance la historia.

Gracias de nuevo y ahora sí, me despido.
Sofi fuera, paz ✨.

Cool Kids| k.dDonde viven las historias. Descúbrelo ahora