capitulo 3

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—Está bien. Puedo esperar.

—No, siéntate con nosotros. En esta casa siempre tenemos un lugar en la mesa para los invitados. Dara, por favor, sírvele un café. Tomas café, ¿no?

El señor se comporta como alguien que está acostumbrado a tener el control. No espera mi respuesta, simplemente asume que diré que sí. Y como no puedo rehusarme, ya que necesito el trabajo, le sigo el ritmo.

—Sí, claro.

Ocupo el asiento que me indica y segundos después, observo aparecer nuevamente a Dara, que trae en la mano una taza cargada. No soy capaz de prestar atención al resto, la veo a ella. En esta ocasión, trae un sweater de mangas largas y una pollera que le cubre hasta los tobillos.

Luego, se inclina por detrás para apoyar la taza frente a mí. Juro que puedo sentir su pecho rozando mi hombro y tengo que llevar mi cuerpo hacia adelante, para evitar el contacto.

—Gracias, Dara. Eres un encanto —pronuncia Abraham, sonriéndole a su hija.

Dara toma la silla que está enfrente y devuelve la sonrisa. Me llama la atención su piel. Está impecable. Todo en realidad, está perfectamente cuidado. Tengo la sensación de que salí de casa y viajé en un túnel que me trajo a esta dimensión paralela, donde las familias se tratan con sobredosis de amor y cordialidad.

<<Nada más aburrido que esto>>, pienso.

Le doy un sorbo al café porque, francamente, no sé qué decir. La incomodidad no desaparece, se incrementa. ¿Qué hago desayunando con desconocidos?

Rompiendo el silencio, Lawson me presenta oficialmente a las chicas. Anna, la mayor, saluda con educación. Tiene una expresión muy seria. Dara, simplemente vuelve a sonreír. Parece una chica dulce, aunque no logro descifrarla por completo. Por último, Sarah, que, por la edad, me recuerda a mi hermana.

—Últimamente no paso mucho tiempo aquí, así que necesito de alguien que pueda mantener el jardín y la casa, en general. Llevaba tiempo sin ser habitada, así que necesita arreglos varios —explica, mientras bebo el café en sorbos largos—. Te mostraré la planta baja.

Acabo de beber, él se pone de pie y lo sigo. Volteo una última vez y vuelvo a sorprender a Dara, mirándome. Le sonrío, haciéndole saber que la descubrí. Ella se hace la desentendida y finge estar haciendo otra cosa.

✤♡✤♡✤♡✤

Después de hacerme un interrogatorio, mientras recorríamos el garaje y parte del jardín, nos detenemos a mitad del patio trasero. Explica el tipo de vegetales que quiere plantar e indica otro tipo de arreglos que necesita hacer; a medida que habla, hago una lista mental sobre todas las cosas que tendré que buscar en internet. Entiendo sobre electricidad y puedo arreglar el motor de un auto, pero no entiendo una mierda sobre plantas.

—Dame un momento —se aparta unos pocos metros para hablar por celular y yo, aprovecho para respirar. No lo sé, esta casa me produce una especie de escalofrío. Elevo la mirada, con intención de contemplar la fachada, pero diviso la cortina de una ventana, cerrándose.

Sin embargo, alcanzó a ver el color del sweater de la persona que está espiando.

Y es Dara.

Vaya, parece que soy tan atractivo que no puede dejar de mirarme o quizá le parezco un bicho raro, es lo más probable.

Tarde o temprano tendrá que explicarlo, eso sí.

—Lo siento, Kellen. Tengo que irme, pero alguna de mis niñas se encargará de mostrarte el resto de la casa.

ImpurosWhere stories live. Discover now