Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Jungkook caminaba con una mezcla de nerviosismo y urgencia por los pasillos de la Universidad, buscando a su lindo Omega castaño.
Los estudiantes observaban cada movimiento del pelinegro, alertas a cualquier indicio de su Alfa interior. Estúpidos, pensó. Si supieran que el Alfa al que tanto temían estaba aterrado por invitar a su novio a cenar con su padre.
El delicioso aroma conocido lo guio hasta un Omega cuyo cabello, ahora de un sedoso color azul, era inconfundible.
Su tierno Omega se había teñido el cabello. Era tan hermoso. Tomando desprevenido al peliazul, quien acomodaba sus útiles en el casillero, Jungkook lo hizo girar, teniéndolo cara a cara.
Pudo deleitarse con cada detalle de su pareja: la piel suave y nívea, las pequeñas pecas apenas visibles en sus mejillas esponjosas, los labios rosados y brillantes, los ojos color avellana con ese resplandor único, ese refugio donde Jungkook buscaba tranquilidad. Las cejas curvadas daban un toque tierno a su mirada y la nariz respingada se coloreaba por el frío. Era un hombre afortunado.
-¿Koo? ¿Pasó algo, Alfa? -La dulce mano de Taehyung acarició suavemente la mejilla de Jungkook.
Su lobo aulló con alegría al escuchar el apelativo. Con el pecho inflado de orgullo, Jungkook sonrió.
-Nada malo, Omega. Luces tan hermoso-Su sonrisa se desvaneció, el nerviosismo regresando. Necesitaba decirlo sin arruinarlo-. Mmh, solo quiero proponerte algo. Puedes rechazarlo, claro está. No quiero obligarte ni nada. Por eso quiero que me digas lo que sientas... No me enojaré, jamás podría enojarme contigo, cosita linda. Aun así...
Taehyung interrumpió su largo y enredado discurso con un beso rápido en los suaves labios de su Alfa.
-Dilo ya. Sin rodeos. -Jeon asintió. El pelinegro suspiró, tratando de calmarse. Estaba listo.
-Mi padre quiere conocerte -dijo por fin. El Omega no reaccionó de inmediato-. Por eso quiere invitarte a cenar. -Miró a su pareja, esperando.
El peliazul rió contento y asintió. -Claro que sí, mi Alfa. De hecho, mi padre también quiere conocerte, pero esta semana no tiene día libre en el hospital. Por eso no te ha invitado a comer. -La característica sonrisa cuadrada del Omega apareció, haciendo latir su corazón con fuerza.
-¡Ah, Omega, no sabes lo nervioso que estaba! ¡Pensé que dirías que no! -El Alfa, sin darse cuenta, hizo un dulce puchero que enterneció aún más a Taehyung.
-Jamás te diría que no.
Sin decir más, el pelinegro tomó la mano del contrario, guiándolo por el pasillo hasta su salón. Faltaba poco para el timbre de inicio de clases.