SUBMISSIVE, 𝙙𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙢𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮 ✓

Chapter Twenty Seven

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capítulo veintisiete . . . ❞
AMELIA GRANGER

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La tormenta azotaba contra el enorme ventanal de la biblioteca mientras rayos de luz iluminaban el cielo oscuro bajo el que la mansión se encontraba.

Amelia cerró la puerta tras de sí, apenas provocando un sonido cuando el pomo hizo clic para avanzar lentamente por la sala hasta llegar a donde Draco yacía hojeando un libro.

No tuvo que necesitar decir algo para que él supiera de quién se trataba.

—¿Has tenido una buena noche?

Ella sonrió, apoyando las palmas de sus manos sobre sus hombros para deslizar sus dedos por el borde de su camisa— Creo que si... aunque podría jurar que tanto leer estos libros está provocándome una jaqueca horrenda.

Draco giró su rostro, observándola con las cejas fruncidas— Puedo pedirle a los elfos que preparen una infusión para ti.

—No te preocupes —señaló Amelia, volviéndose hacia su regazo—, Narcissa ha sido muy amable al dejarme desayunar con ella pero —sus labios formaron una mueca— al parecer aún no soy de su agrado.

Él rió, cerrando el libro que yacía frente a él para posar sus manos sobre el muslo de ella y tirar hacia si— A Narcissa Malfoy muy pocas personas logran agradarle. Es una suerte que sea su hijo.

Rodó los ojos, dándole un ligero golpe en el hombro— Eres un idiota, Draco.

El rubio tan solo se encogió de hombros, ahora moviendo su mano ligeramente a lo largo de la piel suave y desnuda de su pierna mientras el sonido de la tormenta y su toque enviaban rayos de relajación a lo largo de su cuerpo.

Pero entonces, su mente comenzó a vagar por la verdadera razón en la que se encontraba junto a él ahora.

—Draco —murmuró, sintiendo un nudo en el estómago comenzar a tensarse— ayer tú y Narcissa...

Los ojos de él; que habían permanecido cerrados por un momento, volvieron a estar sobre ella.

—Yo escuché algo —dijo finalmente, bajando la mirada—. Y aunque sé que no debería entrometerme en ello, solo quiero saber si tú y ella están bien. Digo... estuviste un año sin verla y entiendo lo difícil que puede ser volver a un mundo del que te habías alejado por completo.

En cuanto volvió a elevar su barbilla, pudo notar la forma en que su nuez se balanceó al tragar para obtener la fuerza de hablar.

—Yo... supongo que es difícil, si —respondió Draco, sin dejar de dibujar pequeños círculos con su dedos sobre su piel—. Para mi madre se ha vuelto más complicado. Ha tenido que estar todo este tiempo sola mientras yo me protegía a mi mismo y mi padre...

Su voz se corta mientras se forma casi natural, sus ojos se oscurecen.

—Mi padre es una puta escoria que jamás se ha preocupado por ella como debería, y si tan solo yo pudiera —su respiración se agita—. Si tan solo hubiera podido protegerla de ellos...

Los labios de Amelia se aprietan mientras desliza un brazo alrededor de su cuello, llevando su otra mano hasta la mandíbula de él para girar su rostro y captar su mirada.