~Chris Evans Fanfic~
Sigue a la familia Evans por diferentes etapas y momentos en sus vidas.
Desde su boda hasta los cumpleaños.
Desde los accidentes hasta las reuniones en la escuela.
Desde las noches familiares hasta los castigos.
Desde las citas...
Hay que admitirlo, la familia de Chris tiene muy buenos genes.
Que el hombre haga un favor y nos dé un mini Evans para admirar!!
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—¿Recuerdas cuando nos conocimos?
Alzo la mirada del ordenador y me giro para ver a Chris apoyado en el marco de la puerta de mi oficina, su camiseta aferrándose a sus musculosos brazos causando que mis ojos se dirijan a estos.
—¿Qué? —pregunto distraída, acomodando mis gafas sobre el puente de mi nariz.
—He estado pensando en eso —murmura acercándose, su ceño fruncido en concentración, se apoya en mi escritorio casi sentándose sobre él—, tengo este recuerdo de esta niña en un vestido azul con delfines bordados en el dobladillo, la cual estaba sentada en el sofá de mi casa cuando llegué de la escuela...
—Me gustan los delfines —lo interrumpo sonriendo y él asiente conocedor.
—Lo sé —me sonríe y empuja su rodilla contra la mía—, ¿tú lo recuerdas?
—Era muy pequeña cuando nos mudamos aquí —murmuro, la imagen de la casa en la que viví golpeando mi mente—, tendría seis años, más o menos, tu once o algo así.
—Sí, recuerdo que mamá se acercó y nos dijo que eras nuestra nueva vecina, que tocaste la puerta para saludar y pasar un tiempo con nosotros para conocernos —la mirada de Chris se pierde, mirando hacia un punto en algún lugar en el piso; cerca de mi pie—, dijo que tu madre había enviado dulces pero no nos dejó probarlos.
Doy un resoplido suave cuando un rápido recuerdo viene a mi mente, de una señora rubia con una sonrisa amable acercándose a mí, me dijo su nombre y se sentó a mi lado en el pórtico de mi casa, arregló mi trenza despeinada y me preguntó mi nombre.
—Tu madre es un ángel, lo fue en aquel entonces y lo sigue siendo —poso mi mano sobre su muslo cubierto por la tela de algodón de su chándal y le sonrío—, aquel día; si no recuerdo mal, mis padres habían salido, me dejaron salir a jugar en el jardín y se olvidaron que estaba afuera y se fueron por una emergencia de trabajo.
Noto la mandíbula de Chris apretarse ante la mención de mis padres y su mano acaricia la mía, su pulgar deslizándose por el dorso.
—Lisa apareció, como un ángel caído del cielo, me preguntó porque estaba sola y me ofreció llamar a mis padres —recuerdo negando con la cabeza al recordar en como ellos estaban tan ocupados que ni siquiera contestaron—, creo que vagamente recuerdo a dos chicos larguiruchos entrar a la casa, y que yo me sentía como una intrusa.
—Yo recuerdo haber pensado que eras la niña más adorable que hubiese visto nunca, con mejillas sonrosadas y unos ojos oscuros hermosos —habla aún con la mirada perdida sin dejar de acariciar mi mano.
