IX

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Solo debo esperar unos minutos.

No te duermas, Venus.

No lo haré. Solo será un rato hasta asegurarme de que Aristeo no esté en su dormitorio. Luego iré, me meteré a hurtadillas como hice el otro día, y buscaré mis pruebas.

Primero que nada tengo que ir por el segundo libro. Puede que lo tenga él.

O puede que no.

Si es un buen lector, lo tendrá. Estoy segura.

Además de eso, intentaré hallar más pruebas de mi árbol genealógico. Papá me oculta algo y Aristeo sabe lo qué es. Por algo me dijo que podría acabar con mi pequeño mundo con solo abrir la boca. Y no creo que se haya referido al nuevo descubrimiento de mi parentesco con él.

En este momento todos deberían estar desayunando para luego iniciar sus entrenamientos. Yo no me he movido de la cama. No pienso hacerlo hasta dentro de unos minutos. Primero me aseguraré que Aristeo esté esperándome en un gimnasio, y ahí es cuando aprovecharé a meterme en su cuarto para devolver el libro a su lugar y buscar lo otro.

¿Volverás a faltar a la práctica?

Mmm... puedo decir que me quedé dormida.

Un par de pasos detrás de la puerta me advierten de la presencia de alguien. Cierro rápidamente los ojos y me quedo de lado fingiendo dormir, soy muy buena en eso. La puerta se abre suavemente y a continuación el silencio reina en la habitación.

Gracias a mi fino olfato, distingo el aroma de mi padre. Al menos eso me tranquiliza, no sé que hubiese hecho si en vez de él fuese Aristeo.

Sus pasos se acercan a mi cama y se detienen a mi lado. Puedo sentir sus ojos sobre mí. De seguro debe estar preguntándose por qué no estoy despierta. Ya debería estar desayunando.

Puedo oírlo suspirar. Me acomoda la manta para que me cubra un poco más y deja un pequeño beso sobre mi cabeza. Sus pasos retoman el camino hacia la salida, hasta que escucho la puerta cerrarse.

A lo mejor venía a hablar conmigo para intentar solucionar las cosas. Nada quedó bien entre nosotros luego del día de ayer.

Eso es lo que tiene mi padre que a veces odio tanto. No controla lo que dice en el momento y luego se arrepiente. La dureza en sus palabras provocan estos distanciamientos entre nosotros. Él no es así. Es buen padre, no lo voy a negar. Lo amo. Ha hecho un buen trabajo a lo largo de los años, a pesar de estar solo en esto. A veces me pregunto cómo sería todo si estuviese mi madre presente. Supongo que ella habría suavizado las cosas cada vez que se complicaran, y habría tratado de buscarle una solución en el momento. Eso es lo que hacen todas las madres, ¿no? Por lo menos todas aquellas que me dejaron conocer los libros. Siempre quieren mantener a la familia unida.

Deja de torturarte, Venus.

Es cierto. Esta es mi realidad. Mi padre y yo estamos molestos el uno con el otro, nadie cambiará eso más que nosotros mismos.

Vale, él quiso dar el primer paso, pero yo no lo dejé. Es que todavía sigo enojada, ¿pueden culparme? No he olvidado todo lo que dijo. Detesto que me oculte cosas. Ahora mismo siento que he vivido en una mentira toda mi vida. Aristeo también es mi familia, ¿cómo iba a adivinar una cosa así? No lo hubiese dejado besarme si hubiese sospechado lo más mínimo. Pero ni eso.

Él dice que no lo es.

Él es un imbécil.

Luego de quedarme en la cama unos cinco minutos más, creo que ya es hora de dar inicio a mi plan. Me quito las sábanas de encima y me levanto de un salto.

CAITLIN | LIBRO III ~ Realidad EternaWhere stories live. Discover now