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Chapter Twenty Six

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capítulo veintiséis . . . ❞
AMELIA GRANGER

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¿Alguna vez se había sentido así?

Creía que no.

Jamás había sentido tanto dolor en su cuerpo. Sus piernas parecían no parar de temblar y sus muslos ardían cada vez que las sábanas rozaban su piel. Sus manos bajaron a sus caderas, y en cuanto vio los pequeños hematomas, supo que las partes de su cuerpo que ella no lograba ver, podrían estar aún peor.

El problema era que ninguna de esas cosas lograría hacerla arrepentirse de su noche.

Sonreía de tan solo pensar en la manera en que él la besó después, enterrando su lengua sobre sus labios como si deseara aún más. Aunque él se lo dijo.

Quería más de ella.

No podía entender cuánto más necesitaba. Prácticamente le había entregado todo. No sabía en qué momento podría tocar fondo. O si es que acaso lo de ellos tendría uno.

Cortó la llave del agua y se miró al espejo una vez más, pasando los dedos por su cabello mientras admiraba sus mejillas aún rojas.

Se sentía bien. Ella estaba feliz, aun cuando no debería estarlo.

Seguía sin saber noticias de sus amigos y comenzaba a creer que sería demasiado difícil tenerlas. Pensó en algún hechizo de contacto entre varitas, intentar llegar a Hermione de alguna manera en la que supiera que ella estaba allí, pero tendría que investigar cómo lograrlo.

Era peligroso. La mansión era peligrosa.

Con cansancio salió del cuarto de baño, encontrándose la misma imagen de la que había escapado hace minutos.

Draco yacía acostado sobre las sábanas. Estaba boca abajo, su mejilla apretada contra la sábanas, los mechones de cabello rubio revoltoso, y sus brazos estirados. La tela cubría la mitad de su cuerpo, dejando ver los músculos de su espalda y su piel suave.

Algo la hizo vibrar en su interior.

Caminó lentamente hasta el ventanal, mirando el cielo color gris que había sobrevolado la mansión. Nubes negras amenazaban a lo lejos y todo se veía opacamente triste.

Ella cruzó sus brazos sobre sí misma. Sintió un frío que en realidad, alivio las sensaciones de su cuerpo. Sus pies se frotaron contra la alfombra y mientras las palmas de sus manos recorrían su cuerpo, dándose calor a sí misma.

Comenzó a pensar aún más allá.

Si no encontraba un hechizo para contactar a Hermione, tendría que buscar más maneras de hacerlo.

Era fácil escapar. Draco al parecer no había levantado ni un mínimo de sospechas luego de regresar. Nadie le hizo preguntas ni investigó. Ni siquiera el Señor Oscuro se a acercado a él. Es de esperarse que todos sepan que el hijo de la familia Malfoy volvió.

El milagro de que esté vivo.

Difícilmente lo perderían de vista una segunda vez, por lo que de ahí nacía la siguiente idea; Mortífagos.

Eran el hilo de conexión a saber si Harry y los demás habían sido atrapados. Ella tendría que buscar la manera de averiguarlo.

—Amelia...

Su voz hizo que todo desapareciera.

Ella se giró, apoyando el mentón sobre su hombro para mirarlo desde el punto en que se encontraba.