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(Ok no XD) . . . . . . . . . . . . . . . . .
La tarde era soleada, los rayos del sol pegaban con mayor intensidad ese día por la ventana, el dulce olor de el té llegaba hasta las fosas nasales de una joven chica de rubios cabellos, quien yacían sentada en la cama mirando hacía el horizonte que se lograba apreciar tras la ventana de la habitación.
-¡oh! ¡lady Ady! -habló Sebastian entrando junto al desayuno- creí que aún seguía dormida -río dulcemente-
-no me gusta dormir -afirmó viendo a Sebastian y devolviendo su mirada a la ventana- es una pérdida de tiempo -suspiró- además dije que no me llamarás "lady Ady", detesto ese nombre -rechistó- solo dime Anzura.
-Aún no entiendo cual es la diferencia de Anzura y su nombre real -afirmó sirviendo el té en una taza- ¿no se supone que es una abreviación de todo su nombre junto?
-Ady Nagore Züpten suena demasiado aburrido -volvió a suspirar- me hace sentir vieja.
-yo creó que es un nombre bonito -alagó depositándole la taza a la chica-
-gracias -dijo dándole un sorbo a su bebida- lo dices porque Ciel es tu amo -se cruzo de piernas- en relidad no crees eso.
-me da completamente igual como se hagan llamar los seres humanos -afirmó el pelinegro con tranquilidad caminando hacía la salida- aún así sus almas terminarán siendo alimento de otros.
-eso hace un demonio ¿no? -esta vez lo miró- aún no me convence la historia que me contaron acerca de la muerte de mi madre... -habló dejando la taza en la mesa de a lado-
-entonces... -interrumpió a la chica dándole la espalda- crea lo que usted desee creer lady, permiso -dicho eso, salió de la habitación-
-tsk... -refunfuño pateando su armario-
Un ruido algo estruendoso se escucho repentinamente provocando que la rubia pegará un brinco y se asomará por la ventana para ver quien le arrojaba rocas.
-¿mmh? ¿Alois? -frunció el seño confundida al ver las señas que le mandaba el conde- ¿quieres que baje? -pregunto y el rubio asintió al haber leído los labios de la chica- de acuerdo.
Suspiró pesado y decidió salir para ver al chico que la había llamado.
-¡¡Buenos días señorita Ady!! -espetaron con amabilidad los sirvientes al verla pasar-
-buenas -saludó pasando sin interés en una platica y con rápidez por los pasillos-
-¡¿de nuevo Alois?! -preguntó una voz masculina, cuyo portador se encontraba parado en las escaleras a lado del pelinegro-
