Oblivion | Draco Malfoy (memoria #1) © ✓

011

—Hola, pequeña —Sonrió mientras agarraba mi cintura y me daba un un beso en la mejilla—. ¿Cómo estás?

—Bien. — Le sonreí—. ¿Y tu?

—Bien, con ganas de ir contigo a Hogsmeade mañana

—Bueno, me tengo que ir al campo de quidditch - me despedí con un cálido abrazo—. Nos vemos mañana, pelirrojo —dije mientras me iba.

🥀

—Ya está el equipo definitivo —habló Urquhart.

Blaise y yo estábamos uno al lado del otro. —Tranquila princesita, estaremos dentro

—Los golpeadores son Vincent Crabbe y Gregory Goyle.

No he cruzado muchas palabras con ellos dos, pero había veces que cuando Draco no estaba con Blaise, tenía a esos dos detrás de su culo.

—De guardián tenemos a Miles Bletchley. Y el buscador es Draco Malfoy.

Miré hacia el rubio, que estaba totalmente neutral. No había ni rastro de un atisbo de emoción.

—Y para finalizar, los puestos de cazadores están formados por mi, Blaise Zabini y Lethe Shafiq.

Sí, sí, sí, lo conseguí.

—Felicidades, Lethe —susurró a mi oído.

—Lo mismo digo, Blaise —dije feliz, colgándome de su cuello.

Blaise se quedó hablando con los demás, mientras que yo me desplacé disimuladamente hacia el rubio.

—Hola.

—Hola —contestó, mirándome de reojo.

—Felicidades —dije, y él me miró con el ceño fruncido—. Ya sabes, por lo de buscador y todo eso.

—Oh, ya. Sabía que estaba dentro.

La modestia, definitivamente, no era una de sus características.

—Ya... —Me balanceé inquieta sobre mis talones, hasta que él puso su mano en mi hombro y me detuvo.

—Para, me pones nervioso.

Nos quedamos en silencio, hasta que Blaise vino a dar con nosotros y nos fuimos los tres juntos hacia la sala común.

Ava nos esperaba en ella, impaciente por saber los resultado.

—¿Y? —Saltó del sillón, corriendo a nuestro encuentro.

—Estamos dentro —dije ilusionada y, de un momento a otro, estaba envolviendo sus brazos alrededor de mi figura.

—Lo sabía, lo sabía, lo sabía —murmuró eufórica.

Se separó de mí y se abalanzó sobre Blaise, rodeando su cuello con los brazos y aferrado las piernas a su cintura.

—Felicidades. —Agarró su cara y le dejó un beso rápido en los labios, casi fugaz.

Cuando se dieron cuenta de lo que habían hecho, giraron sus cabezas hacia nosotros.