escuché su risa

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Yo soy un hombre muy profesional, a pesar de haber sufrido una peritonitis hace unos días ya estaba trabajando. En verdad soy un hombre solitario, mi única compañía y alegría son mis hijas, dos hermosas señoritas preparatorianas, son fruto de mi primer matrimonio... Su madre era joven y creo que nunca me amo, le gustaba la fiesta y el alcohol, un día simplemente me dijo que quería el divorcio, conoció a Jesús, un hombre bueno que disfrutaba la fiesta como ella y se casó con el, incluso tienen un hijo, debe tener 6 o 7 años, yo no me volví a casar, dedique mi vida a mi trabajo, a ser un padre ejemplar y aunque hubo mujeres en mi paso, ninguna llenaba mi vida... Rubí en ocasiones era la causa, tiene el don de ser inoportuna y siempre que pasaba algo con mis hijas ella llamaba e interrumpia mis citas.

Aún recuerdo una noche, era el cumpleaños de Deisy, teníamos unos meses saliendo, ella es médico y yo ingeniero, nuestros trabajos son muy demandantes, pero coincidíamos algunos días en la semana y parecía que la relación sería posible, mis hijas decían que Deisy era agradable y que me veían contento con ella. El día de su cumpleaños la invite a bailar, estábamos en un lugar tranquilo cenando para después entrar al salón de baile cuando Rubí llamo, muy amable pregunto si podíamos hablar y yo le contesté que si no podía esperar

- no creo que esto pueda esperar- dijo ella
- pues entonces dime, sucedió algo con las niñas- por un momento me comencé a sentir inquieto
- Moni está teniendo pesadillas, constantemente dice que tiene miedo de perderte- ella comenzó a llorar- no se que decirle, tu te casarás con esa mujer, tendrán familia y olvidarás a mis hijas...
-Rubi, sabes que eso no pasará, ellas son mi vida- yo le contesté con la mayor sinceridad

Deisy estaba picando su comida y mirándome de reojo, se veía confundida.

Rubí no dejaba de llorar y hubo un momento en que me levanté de la mesa y salí a hablar en una terraza. Hablamos por 15 minutos y al fin se calmo. Al regresar a la mesa con Daisy, ella no estaba, ni su bolso y abrigo. Un mesero se acercó y me dio una nota escrita en una servilleta:

-la señorita dejo esto para usted.

"Yo no puedo con esto. Tienes prioridades en la vida y no soy yo. Gracias por la cena..
Por favor no me busques."

Me fui a casa sin entender.

Al pasar los meses conocí a Nancy, era muy guapa, rubia, con una cintura pequeña y unas piernas hermosas. Empezamos a salir hasta que le presenté a mis hijas, la comida estuvo bien, pero mi hija menor, Sara, empezó a sentir dolor en el estómago, fuimos al médico y le recetó reposo y un medicamento, fue algo con la comida, la lleve a casa de su madre y Nancy iba conmigo. Al llegar Rubí abrió y vio que no venía solo, se acercó a saludarme muy afectiva (me abrazo y beso) agradecida por llevar a la niña al médico. Nancy se veía molesta pero no dijo nada y yo tampoco.

Unos días después Nancy y yo íbamos a hacer unas compras y al entrar a una tienda nos encontramos con Rubí.

Rubí me saludo y yo las presente:

-hola Rubí, ella es Nancy
- que gusto señora- dijo Nancy
- no me digas señora, soy más joven que tú- dijo Rubí sonriendo
-pero usted tiene hijos, es una señora
- si, tuvimos unas hijas preciosas, se refleja el empeño que pusimos al hacerlas, teníamos mucho sexo y muy bueno.. no me dejaba ni cuando estaba en cuarentena...
-Rubi, ya basta- le dije
-pero solo estoy diciendo la verdad, eras muy caliente y yo te hacía feliz, sino porque no has tenido más hijos, o porque no te volviste a casar en estos años que llevamos divorsiados- hablo Rubí segura y clara

Yo no conteste, Nancy se disculpo y salió de la tienda, yo fui tras ella. Decidimos ir a tomar un café, yo trate de disculparme por el mal rato que le hizo pasar mi exmujer  pero ella solo dijo:

No Quiero Ser Una AventuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora