capitulo 3 | preguntas sin responder

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Habían pasado al rededor de tres días desde que cuatro hombres irrumpieron en la casa, la estancia había vuelto a ser casi un tercio de lo que era antes de, mi madre se había encargado de limpiar y reacomodar todo en su debido lugar conmigo sirviéndole de ayuda. Casi que no se notaba que algo había pasado ahí.

Esa tarde en especifico como de costumbre hacía los quehaceres, terminaba de poner los últimos platos en su lugar antes de poder notar la figura afligida de mi hermano al pie de la escalera, traía cabeza agachada mientras sus codos reposan sobre sus rodillas en una postura desgarbada. Desde mi lugar pude ver la preocupación en sus ojos, como si algo estuviera dando vueltas en su cabeza.

Caminé hasta él y me senté sobre el segundo escalón, le miré esperando llamar su atención hasta que finalmente cedió sólo que abrió los brazos acogiendome entre ellos en un abrazo protector.

—Lamento no haber estado aquí para ustedes —

Recordó toda la situación qué viví con nuestros padres, la angustia, el miedo, la incertidumbre. Sebastian no estuvo presente por que estaba con su prometida en casa de sus familiares, no se enteró de nada hasta hoy que finalmente volvió a casa y tuvo una larga charla con mi padre sobre por que su cara estaba tan magullada, Sin embargo, al mirarlo sentí que su mirada parecía tener algo más que contar. Algo más de lo que sucedió.

—Estamos bien, no te preocupes— mi mirada se levanta buscando comprender la tristeza de sus ojos. —pero no estás así por eso ¿verdad?—

—en parte— Admite haciendo que lo mire expectante. —me despidieron de mi trabajo—

—¿que pasó?— Cuestione mostrándome preocupada por él.

—perdí una oportunidad importante para la compañía, ni siquiera sé como pasó— Desvío la mirada encontrándose con la mía, esbozó en sus labios una pequeña sonrisa la cual de lejos se notaba culposa y poco alegre.

Entonces entendí que para él era algo importante ya que pretendía casarse, tener una vida, y sin trabajo todo se complicaría para él. Sebastian siempre fue trabajador, mis padres en un principio pensaban que su hijo sería un vagabundo por que resultó que era malo en la escuela, prefería escaparse con alguna chica o pelearse con alguien en algún rincón del instituto.

Pero resultó que al entrar a la universidad conoció a Dayanne, una mujer independiente y responsable que logró agarrar al toro por los cuernos, fue así que mi hermano sentó cabeza y finalmente encontró su camino.

—Lamento mucho eso— Intenté darle todo mi apoyo, llevando mi mano sobre su espalda.

—De hecho es bueno— Añadió logrando confundirme. ¿como va a ser bueno que te despidan de un trabajo en el cual te iba genial?

Le miré con las cejas hundidas esperando una respuesta razonable.

—cuando me despidieron quedó mi puesto para un vacante, del cual le hablé a papá— Asentí con la cabeza mientras hacía una pequeña mueca en mi cara, está feliz por qué su empleo podría o no ocuparlo nuestro padre, el problema es que no sabemos si mi padre estaba calificado o debería decir, apto para el trabajo, después de todo su cara ahora mismo parece que fue el saco de box de algun gimnasio. —Solo queda buscar otro empleo, ya sabes cómo es, si caes te levantas y sigues caminando—

Sonrió pero esta vez su sonrisa era honesta.

Era digno de admirar la forma en la que mantiene la fe a pesar de que el mundo se esté cayendo en pedazos, y por eso es un modelo a seguir mi hermano. Por mi parte sonreí devuelta por él, por su fuerza mental, por que si a mi me sacan de algún lugar donde me vengo esforzando, seguramente lloraría.

Another perspectiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora