36. Rumbos - Parte 2

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—Su excelencia...

—¿No tiene nada que decir, su majestad? — Nadir se dirigió al rey y este solo se digno a mirar a un lado. — ¿Nada? ¿Debería decir títere en lugar de "su majestad"? Si esos documentos son reales, es tu hijo con una mierda, ¡tu hijo! ¿Qué tipo de monstruo le hace eso a su propio hijo?

—Si me permiten, creo que llegamos al momento donde tenemos mas dudas que respuestas, no soy yo el que debe de explicar... —El ojigris se hizo a un lado dejando pasar a un hombre de su mismo tamaño con una capa que cubría su cabeza. — Oh, bueno no todo.



El chico se descubrió completamente, se quitó la túnica. El viento sopló enviando un aroma a sangre coagulada, sangre seca o añeja. Los hombres de Black al igual que él y Cassandra sintieron asco. La castaña intento reprimir el asco y arcadas que se acumulaban en su garganta, el cuerpo de todos se puso en defensa cuando aquel misterioso chico dejo ver su maltratado torso, había heridas, quemaduras, cicatrices e incluso mordeduras. Black sabía exactamente de que eran aquellas heridas, habían experimentado con él hombre en cuestión.



—He vivido 800 años esperando este momento — La voz casi monótona y llena de rencor hizo a Cassandra encogerse en su lugar. — He esperado todo este tiempo por esto. ¿Les dices tú Siro o lo hago yo?

—-Es mejor no saber ciertas cosas...

—En ese caso, yo lo diré — De entre las sombras salió otra figura alta cubierta por completo apoyándose en un bastón o eso parecía, su mano estaba cubierta por diferentes anillos de colores y tamaños. Con la mano desocupado se descubrió el rostro por completo. — Ya he visto suficiente, y créanme que ya no tengo tiempo para esto.




Cassandra y Black vieron sin poder creerlo. Era un hombre de facciones dignas de un modelo, eran alto, erguido, sus facciones masculinas le daban un aire intimidante y su tono blanquecino solamente agregaba extrañeza y belleza. Sus cabellos eran blancos, pero pulcramente peinados hacia atrás añadiendo sofisticación al ya muy imponente porte. Jonathan Windsor tragó duro, sabia que ello no era bueno.



—No trates de escapar, jovencito — El hombre en capa se dirigió hacia Jonathan Windsor. — Así como tuviste el valor de hacer tanto daño, ahora tengo para enfrentarnos. Uno de los nuestros vivió un calvario por tu culpa, 811 años siendo torturado por sus deseos narcisistas de una vida inmortal, pero créanme, eso será poco con lo que les haremos a ustedes.

—Ustedes... — Black no podía creerlo, debía ser un cuento o una broma.

—Joven Blackwood — El canoso y elegante hombre hizo una pequeña reverencia. — Un gusto, las fotos no le hacen justicia, creo que ese es el mejor invento que se le ha ocurrido a los humanos, las fotografías, porque eso de estar sentado por horas y días para poder retratarte, era un calvario.



Todos los presentes se tensionaron, sabían hacia donde iba aquello.



—Debe ser una broma... — Cassandra estaba en shock.

—No lo es, Srita. Blackwood — Dijo el hombre caminando mas cerca. — ¿o prefiere Milano?

—¿Cómo...?

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