Chapter Twenty Four

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capítulo veinticuatro . . .
AMELIA GRANGER

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No era como la mansión Malfoy.

De hecho, era todo lo contrario a ella, sólo una simetría de su contorno, formada con una paleta de colores opuesta.

Blanco.

El mármol que cubría el suelo estaba pulido a la perfección. Amelia casi podía ver su reflejo sobre él, y cuando Draco la soltó para poder salir de la chimenea, logró ver todas las decoraciones en un dorado brillante.

Había gigantescos cuadros de pinturas por todo el espacio. Colores vivos llenando cada espacio de luz. Lámparas de diamante colgando desde el techo y un sin fin de artilugios extravagantes.

—Katherin... —la voz de Narcissa se sintió desde la siguiente sala, y junto a Draco caminaron en esa dirección.

Los nervios la atraparon.

A pesar de la calidez de la mansión, había algo que le molestaba de aquel lugar. Algo que la incomodaba.

—...fue un milagro... —nuevamente escuchó la voz de Narcissa.

Frente a ella, una mujer casi de la misma edad, vestida vívidamente le conversaba con gracia.

—No puedo creerlo... —habló ella, poniendo una mano en su boca para ahogar un grito—. Qué alegría tenerte con nosotros Draco.

Ella enredó sus brazos alrededor de él, y Amelia pudo ver la incomodidad. Pero no fue una incomodidad extraña. Simplemente no estaba acostumbrado a las muestras de afecto tan explícitas, ya que, por la forma en que la miraba, sabía que él también estaba feliz de verla.

—Señora Thompson... —habló, tomando su mano para besarla— puedo decir exactamente lo mismo -

—¡Draco!

Él y Amelia se giraron cuando un chico apareció desde la cocina.

Era alto, casi la misma altura que Draco. Su cabello estaba peinado y su piel era de un tono claro. Era bastante guapo y casi del mismo calibre que su familia.

—¿No vas a darle un abrazo a tu mejor amigo? —espetó el chico, fingiendo dolor al poner la mano en su pecho.

Draco rió, y en dos zancadas ambos se abrazaron, dándose pequeños golpes en la espalda.

Amelia se giró, justo en el momento en que la mujer la analizaba con detención.

—Y esta señorita es -

—Oh, no le prestes atención —la interrumpió Narcissa, tomando su hombro para que ambas avanzarán—. Escuche que Thomas fue...

Sus voces se desvanecieron por el pasillo y las dos mujeres desapareció en lo que parecía ser el comedor.

Amelia sintió algo estallar en su pecho. Narcissa realmente no tenía ningún interés en ella, aunque sabía que no estaba haciendo nada para cambiar eso. La mujer se veía fuerte y dura, bastaba solo una sola mirada para intimidarte. A ella le asustaba.

—...ir a la sala de juegos para tomar algo.

La mano de Draco sobre su muñeca la hizo volver a la realidad, y fingió una sonrisa cuando el otro chico se acercó a ella, inclinándose a modo de reverencia.

—Zander Thompson, un gusto —le dijo, tomando su mano.

Amelia sonrió con agradecimiento antes de hablar— Emil -

SUBMISSIVE, 𝙙𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙢𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora