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Chapter Twenty Five

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capítulo veinticinco . . . ❞
AMELIA GRANGER

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Zander y Draco se quedaron mirándola, ambos con los rostros inexpresivos.

Amelia sonrió, golpeando con la palma de sus manos, sus muslos sobre el vestido— ¡Vamos háganlo! Es un maldito reto.

—Amelia... —murmuró Zander, mirando a Draco con el ceño fruncido—. No creo que ésto sea -

Amelia puso los ojos en blanco— Esto es verdad o reto ¿no? —preguntó ella, ladeando su cabeza mientras los veía—. Ustedes dijeron reto. Yo les di un reto. Si son lo suficientemente valientes, lo harán. Y si no...

—Bien.

La voz de Draco fue desafiante, como si el hecho de decirle que no era tan fuerte como decía ser, rompiera su aire de superioridad en mil pedazos.

Amelia mantuvo su mirada enarcando una ceja mientras sus labios se curvaban en una sonrisa amplia, escondiendo la verdadera sorpresa de que Draco aceptara tan rápido, pero el Whisky estaba surgiendo efecto en ambos.

Zander los miró a ambos, esperando alguna reacción más que miradas— ¿Estás seguro?

—Será un segundo —espetó Draco, acomodándose en su sillón mientras se acercaba a él.

Amelia se recostó en su lugar, mordiendo su labio mientras sentía el sabor del licor en su lengua. Apoyó su cabeza en el respaldo de la silla y se quedó en silencio.

Trago saliva cuando vio a Draco acercarse a Zander. Sus labios rozándose antes de quedar completamente juntos, abriéndose el uno contra el otro a un paso lento.

La sonrisa se borró de su rostro cuando un hormigueo se posó en su estómago, haciéndola sentir una ola de calor en cosa de segundos. Sus piernas se apretaron cuando la mano de Draco subió directamente al cuello de Zander, tomándolo y haciendo presión sobre él.

Amelia mordió su labio con tanta fuerza que creía poder haberlo roto, pero aquello no importaba. Su atención estaba puesta sobre Draco, quien luego de unos segundos se alejó de Zander, de una manera lenta, dejando que sus respiraciones se mezclaran.

Ella tuvo que bajar la mirada, inhalando profundamente mientras apretaba sus muslos para aliviar el dolor que se había formado en su centro.

—Entonces... —susurró Zander, pasando el pulgar por la comisura de su labio— ¿Quién sigue?

Amelia sentía el rubor correr por sus mejillas, y cuando levantó la mirada hacia Draco, él le sonreía, lamiendo el interior de su mejilla. Sabía que la conocía tan perfectamente, que podía intuir como ella se estaba sintiendo en ese momento.

Zander tomó la botella y la giró, haciendo que ésta rodará sobre la madera antes de ralentizar su movimiento, quedándose exactamente en dirección a Draco.

—Bien... —habló Amelia, fingiendo nuevamente una sonrisa—. Te reto... —su mano se instaló en su barbilla—. A besarme a mi ahora.

Draco rió, lamiendo su labio— Eso no es difícil... —una de sus manos se apoyó sobre su cadera, moviendo dos de sus dedos para atraerla—. Pero primero ven y siéntate sobre mi regazo.

La chica suspiró, dándole una pequeña mirada a Zander, quién tenía su rostro apoyado sobre sus manos, mirando la escena con gusto.

Amelia se puso de pie y en un segundo, una de sus piernas se apoyó al lado de la cadera de Draco, mientras la otra hacía lo mismo tiempo después. Acomodó su cuerpo sobre él, sintiendo su vestido elevarse sobre sus muslos mientras encajaba su cuerpo sobre su ingle.