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chapter forty-five

Adelmo apartó la mirada ante la mención de Sirius, sus ojos mostraban preocupación mientras se aseguraba de que su madre no estaba lo suficientemente cerca como para escuchar algo.

-Renata, por favor, ten cuidado con lo que dices...

-Lo siento- dijo rápidamente -pero ¿cuánto tiempo vas a aguantar la idea de que te diga que te busques una esposa? No importa, eso no es algo que quieras pero te van a seguir presionando hasta que dejes claro que no va a pasar. Tú sabes lo que te hace feliz, Adelmo, ¿vas a luchar por ello?

-Sabes, es más fácil para ti, Renata, porque aunque termines con alguien que Mamma y Papà no aprueben realmente, no te guardarán tanto resentimiento como a mí. Lo que te hace feliz no es un pecado tan grande como lo que me hace feliz a mí. Al final, siempre vas a ser el favorito sin importar lo que hagas, ¡a menos que de repente hayas desarrollado un gusto por las mujeres!

-Al, no estoy tratando de molestarte, sólo quiero que seas feliz...

-¡Entonces saca a nuestra madre de aquí!

Le levantó la voz, aunque su enfado no iba dirigido a Renata, pero vio cómo ella se estremecía y apartaba la mirada de él. Le hizo un pequeño gesto con la cabeza antes de volver a entrar en el piso sin decir nada más, justo a tiempo para que su madre volviera a entrar en la zona de la cocina.

-¿Estás lista para ir, Mamma?

Desde que Renata había hecho el comentario de que Alcina tenía el honor de conocer a James, pudo ver una ligera amargura en la mirada de su madre. Ella sabía que Alcina no estaba contenta de conocer a James, pero realmente no iba a estarlo cuando se enterara de que James era el padre del niño del que era niñera activa. Pero a Renata no le preocupaba tanto la creencia de su madre, sino lo que Alcina le iba a decir a James.

A pesar de lo fuerte que James había aparecido en los últimos días y semanas, Renata no sabía lo frágil que era. Podía sentir lo feliz que era, podía verlo también, sin embargo, no se sabía si había algo que pudiera ponerlo de nuevo en el camino equivocado. Ella no quería ponerlo en esa situación, por si las cosas se ponían feas, pero James insistía en que todo iba a estar bien.

Sólo esperaba que tuviera razón.

Con las palmas de las manos sudorosas, un ritmo cardíaco acelerado y repetidas respiraciones cortas que estaban al borde de considerarse hiperventilación, Renata se dirigió a la casa de los Potter con su madre. Varias veces se sintió desmayada porque Alcina aún no había dicho una palabra desde que salieron del piso de Adelmo. Podía sentir el enfado de su madre aunque Alcina mantuviera una expresión más bien inexpresiva en su rostro. Pero probablemente no le importaba la forma en que Renata le hablaba y probablemente estaba en contra de la idea de que Renata saliera con ese hombre del que no sabía nada.

Intentaba verlo desde el punto de vista de su madre, intentaba hacer ver que Alcina no estaba del todo equivocada, y que había dos caras en cada historia. Pero a Renata le costaba, sobre todo porque tenía las palabras que James le había dicho antes de la llegada de Alcina. Él había señalado defecto tras defecto en su crianza y dejó a Renata cuestionándose tanto que era muy difícil enfrentar a su madre de frente con algún tipo de saludo afectivo. No sólo eso, sino que ver la posición comprometida a la que estaba sometiendo a Adelmo la estaba volviendo loca internamente.

El problema de todo esto es que Renata se dio cuenta de que ella y Adelmo habían estado luchando por ser perfectos para sus padres durante mucho tiempo, cuando en realidad sólo querían encontrar la aceptación de las cosas que les hacían felices. Puede que Adelmo tuviera un "trabajo perfecto", pero no tenía la vida amorosa "tradicional" que sus padres querían para él. No quería una esposa y, aunque lo habían considerado curado, Renata podía percibir que sus padres sabían que Adelmo seguía sin interesarse por las mujeres en ese sentido. Sin embargo, seguían presionándole para que siguiera su camino, en lugar del que le iba a hacer más feliz.