-Bien, ya me viste -sonreí irónica-

-Por favor, basta con esa actitud -esta vez sonó molesto- Sé que me viste con Sam.

-No sé de que hablas -me crucé de brazos-

-Lo sabes perfectamente -dio un paso hacia mi- Solo fui a comer con ella porque era su ultimo día aquí y no había pasado tiempo con ella.

El saber que ya se iba me tranquilizó un poco.

-No te preocupes en dar explicaciones Evan, no es mi problema -intenté sonar relajada-

Él entrecerró sus ojos y me miro con duda, finalmente dio un suspiro -Si tú dices.

Me di unos segundos para analizar su atuendo, iba completamente de negro y lucía demasiado elegante y sexy.

-Ven -lo tomé del brazo y cerré la puerta una vez que estaba dentro- Siéntate y espérame aquí.

Él me miró confundido, pero no dijo nada. Subí hasta mi habitación y saqué de mi armario un vestido azul eléctrico, me lo puse con rapidez y me miré al espejo, este se ceñía a mi cuerpo y me llegaba debajo del muslo haciendo relucir mi busto y largas piernas.

Acompañé el atuendo con unos enormes tacones plateados, acomodé un poco mi cabello y retoqué mi maquillaje. Todo en menos de diez minutos.

Una vez lista volví a bajar.

-Mierda, Amanda... -me miraba anonadado- Eres realmente preciosa.

-Deja tu ternura de lado y dime que luzco sexy -dije con diversión-

-Pues sí, eres realmente sexy.

Me tomó de la cintura y me acercó hacia él para luego besarme con desesperación, nuestros labios se movían con rapidez y ambos nos deseábamos con ganas.

-Iremos a una fiesta -dije cuando nos separamos-

-Genial, me encantan las fiestas -Evan rodó los ojos sarcástico-

-A mí también -solté emocionada- Vamos.

(...)

-Aquí tienes -le di el trago a Evan- Sé que te gustará.

Él lo miro con el ceño fruncido, dudó unos segundos y comenzó a beberlo.

-No está tan mal -confeso-

Sonreí orgullosa.

Él lugar estaba repleto de personas, pero no me sorprendía. Este club era de los mejores de la zona y por ende siempre estaba lleno.

Con Evan nos tomamos algunos shots para entrar en calor y adaptarnos al ambiente y nos fuimos a la pista a bailar.

Una vez en medio de todos, Evan posó sus manos en mi cintura y comenzó a moverse al ritmo de la música mientras nuestros cuerpos se rozaban y enviaban corriente entre ellos.

Lo tomé del cuello para acercar sus labios a los míos, lo miré con una picardía y mordí sus labios suavemente para luego introducir mi lengua y juguetear con la suya hasta terminar en un beso que representaba todas las ganas que nos teníamos.

Bajé repartiendo besos hasta su cuello y succioné con fuerza.

-Ups, creo que te dejé un chupetón -dije sin culpa-

-No puede ser, he sido marcado por Amanda Ricci -expresó con una emoción falsa- Estoy bendecido.

-Idiota -reí y luego golpeé su pecho-

Bailamos unas cuantas canciones y ya me sentía bien acalorada. Evan se acercó a mi oído.

-Iré al baño.

Aprendiendo a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora