Cuarenta y uno (*)

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BEN.

Bastaron un par de meses para que los tratamientos de Chace comenzaras a hacer efecto en su cuerpo, mi hermano se recuperaba con rapidez, y yo no podía dejar de sentirme realmente feliz por eso.

No podía dejar de pensar en que tal vez en esta ocasión, mi hermano lograría vencer al cáncer, no quería pensar lo contrario, quería mantener toda la esperanza de que él se curaría.

Aunado a esa felicidad, parecía ser que las oportunidades para poder crear una nueva empresa comenzaban a incrementarse, uno de los tratos más importantes, y necesarios también, acababa de cerrarse. Y todo gracias a Connor.

—Felicidades —pronuncia mi amigo con una sonrisa mientras ingresa a la oficina —lo lograste.

—Lo logramos —corrijo —el triunfo es nuestro —añado.

—Pero la empresa es tuya —recuerda sin dejar de sonreír. Suelto una risa mientras le hago el ademán para que tome asiento, cuando lo hace, saco un par de vasos y la botella que guardo en el cajón de mi escritorio, perfectamente conservada para ocasiones especiales.

—¿Cómo va todo? ¿Cómo está Sam? —cuestiono preguntando por su novia. —Con tantas ocupaciones, no te he preguntado nada —me disculpo.

—Todo va de maravilla —responde —Y me siento muy feliz por eso.

—Me alegra escucharlo —aseguro mientras sirvo el líquido de la botella en los vasos —Después de todo lo merecen.

Connor sonríe, toma el vaso que he dejado frente a él y adquiere una postura más cómoda en el asiento. No había tenido la oportunidad para decirle que quería comenzar la creación de una nueva empresa, y mucho menos para decirle que quería que fuese uno de los socios.

Pero este parecía ser el momento.

—Quería hablar contigo sobre algo —informo logrando que él centre su atención de nuevo en mí.

—¿Sobre qué? —cuestiona. No respondo de inmediato, intento pensar las palabras adecuadas para pronunciar.

—Quiero fundar otra empresa —pronuncio —Mi hermano es dueño de una empresa con la que nos asociamos, pero he pensado, y mucho en realidad, en que tal vez quiero comenzar con mi imperio.

No quiero que piense que soy un hombre arrogante o presuntuoso, sino todo lo contrario.

—Ah ¿sí? —cuestiona —me parece una idea estupenda, según sé los ingresos son bastante buenos, suficientes como para poner los cimientos sin problemas y por lo legal no te preocupes que...

—Quiero que seas mi socio —hablo ante la necesidad de interrumpirlo. La sorpresa invade su rostro mientras me observa como si le hubiese dicho algo realmente imposible. No responde de inmediato, se toma el tiempo antes de decir algo.

—¿Quieres que sea tu socio? —pregunta mientras suelta una risa —Ben, no quiero sonar mal agradecido, pero no tengo el suficiente dinero como para aportar algo a tu empresa, con suerte me alcance para comprar los muebles de la recepción —bromea.

Una carcajada abandona mi cuerpo ante su comentario, la humildad que Connor Miller poseía era increíble, una razón para hacer más fuerte mi deseo porque él se convirtiera en una parte más cercana de mi equipo de trabajo.

—No hablo de dinero, no es necesarios que me des algo monetario —confieso —tengo lo suficiente como para poder levantarla sin problema, sin embargo, no soy muy bueno reclutando personal. Quiero que te encargues de eso, quiero que seas mi mano derecha en todo, es decir, que todo lo legal lo hagas tú sin la necesidad de pedirme aprobación. —Añado.

Lo que más deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora