Los rostros de los cuatro se deformaron con diferentes muecas. Myra estaba espantada, Ámbar frustrada, Shein furioso y Clerick entretenido, era el único que deseaba que Reixle los entrenara, él sabía que era el líder del ejército raix y que conocía mucho sobre técnicas de combate y usos de jaixz, todo lo que el príncipe deseaba aprender.

—Tiene tres minutos para estar listos —decretó el raix antes de irse detrás de su hermano. Rix debía indicarle cuánto debía enseñarles, debían ser muy cuidadosos con lo que les mostraban a los semidioses y por mucho que él fuera el líder del ejército, Rix era el príncipe heredero y el que conocía mejor a Ámbar y a Shein.

Myra se acomodó mejor sobre el tronco y clavó sus ojos grises sobre la silueta de Rix. El raix estaba tranquilo, recostado sobre un árbol, con sus ojos perdidos ente las ramas más altas de la planta. Ya no se veía tan agotado como en la noche anterior y su semblante reflejaba más optimismo. En las ocho horas en las que habían descansado, algo había sucedido para que se encontrara de tan buen humor y la princesa deseaba saber qué. No importaba que ya no fueran amigos, que estuvieran molestos el uno con el otro, ella quería saberlo, lo ansiaba, y creía que solo era por la costumbre, antes siempre habían compartido los buenos momentos y era una costumbre que, por lo menos para Myra, iba a ser difícil de eliminar.

Reixle regresó con ellos luego de unos minutos hablando con Rix en murmullos. Los ojos negros del raix, que siempre parecían burlarse de todos, se tornaron serios. Para él saber los diferentes usos del jaixz, cómo defenderse de él, cómo sobrevivir sin utilizarlo, todo eso era importante. Había dedicado su vida entera a aprender todo lo que sabía y pretendía transmitir todos esos conocimientos cada vez que entrenaba a alguien. Observó a los cuatro chicos agotados sobre el tronco y decidió que no iba a tener piedad, una guerra estaba por comenzar a desatarse y sus enemigos no les harían el trabajo más sencillo solo porque ellos no podían continuar, debían acostumbrarse antes de que llegara ese momento.

—Relck, creo que vas a disfrutar ayudándome —le sugirió a su hermano que se encontraba vigilando a los semidioses. El raix sonrió con crueldad.

—Va a ser un honor —se mofó antes de acercarse a él.

Reixle no le devolvió la sonrisa, avanzó un poco y comenzó a trazar en la tierra un círculo enorme, allí dentro iban a practicar. Su hermano comprendió la indirecta y se adentró al área. Reixle se giró una vez más hacia los cuatro y los analizó. Ninguno estaba listo para luchar contra Relck, así que no importaba el orden en el que comenzaran.

—¿Quién va a ser el primero? —cuestionó. Los cuatro se miraron entre ellos, como si decidieran quién iba a ser el primero en morir.

—Voy a ser yo —suspiró Clerick, comenzaba a arrepentirse de ansiar un entrenamiento de Reixle. Caminó hasta el área e ingresó con movimientos titubeantes.

—Colócate en posición de pelea —dictaminó el raix.

Analizó la postura de Clerick y cerró sus ojos. Iba a ser más difícil de lo que creía. Se acercó al abquim y con sus pies empujó las piernas de este para que se separaran más y con sus manos acomodó los brazos del chico de una forma en la que sus manos cubrían su rostro y sus brazos su pecho. Luego se alejó para revisarlo una vez más y volvió a acercarse para enderezarle la espalda, Clerick estaba demasiado inclinado hacia la izquierda, con un simple golpe perdería el equilibrio.

—Tienes los hombros demasiado tensos, también tus piernas, debes estar firme, pero no tenso, eso solo te va a impedir moverte con la velocidad que necesitas —señaló, pero Clerick fue incapaz de relajarse, temía que Relck pudiera atacarlo sin previo aviso—. Vamos a comenzar con lo simple, técnicas de combate, luego vamos a subir la intensidad y van a ayudar a sus músculos con jaixz, los van a impulsar con su poder para que sean más rápidos y más fuertes —narró y se alejó del príncipe. Con un gesto de su cabeza le pidió a su hermano que se prepara—. Primero voy a ver cómo reaccionas y cómo te defiendes sin mis instrucciones —aclaró y asintió hacia Relck.

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