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Chapter Eighteen

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capítulo dieciocho . . . ❞
AMELIA GRANGER

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Amelia no podía parar de sonreír.

Desde la mañana en la que prácticamente se confesó ante ella, la castaña no había dejado que nada le impidiera dejar de pensar en eso. La forma en que se lo dijo, las palabras que utilizó, y la sutileza de bajar su máscara ante ella la dejaron en un estado de admiración.

Pensaba que había que tener verdadero valor para decirle a alguien lo que sientes respecto a ella. Amelia jamás le habría dicho algo como eso. Ella se abría encerrado dentro de sí misma y hubiera aguantado cualquier sentimiento en su interior.

Pero Draco...

Él le dijo pocas palabras, pero significaron más que miles de ellas.

Había tendió que mantener la guardia baja. No quería que nadie sospechara de su repentino cambio de humor. Sus mejillas estaban más rojas de lo normal y su sonrisa era una que ni siquiera ella había visto antes.

Estaba realmente feliz luego de mucho tiempo.

La única persona que notó sus cambios fue Pansy, quien apenas la vio tiró de ella por el pasillo, pegándola contra la pared con una mirada inquisidora.

—Dime ahora mismo que pasa contigo —le espetó ella, frunciendo el ceño—. ¿Por qué estás tan feliz?, tu nunca estás feliz, la felicidad... es una cosa que no va contigo y -

—Pansy —la frenó ella, sonriendo de lado a lado—. Tengo algo que contarte.

La azabache se asomó desde el pasillo, mirando a todos los que se encontraban en la sala antes de girarse hacia Amelia.

—Vamos fuera.

Ambas salieron del bunker lo más silenciosamente posible, admirando el sol escondido entre los altos pinos del bosque. Cada día que pasaba los adentraba en un cálido clima. El cielo estaba más luminoso y el pastizal comenzaba a crecer a su alrededor de un color verde llamativo.

—Entonces —dijo Pansy cuando estuvieron lo suficientemente lejos—, Malfoy debe haber sido realmente bueno contigo para que estés de esa manera.

—Él fue más que bueno Pans —le respondió Amelia, balanceando su vestido con sus puños—. Él fue... dios, estupendo.

La chica rió, metiendo las manos en el bolsillo de su jardinera— Estás siendo exagerada —la molestó.

—No lo soy —espetó ella girándose para mirarla—. Pans, él dijo cosas.

Cuando notaron el brillo de la barrera de protección, se detuvieron, mirando todo el plano del cual no podían cruzar.

A veces Amelia deseaba simplemente escapar de ahí. Salir al bosque hasta encontrar algo más allá de los árboles. Pero era imposible. Sabía que salir era peligroso y prefería mantenerse a salvo, sabiendo que no estaba sola en todo esto.

—Entonces dijo cosas... —murmuró Pansy—, ¿cómo qué?

—Él dijo que prácticamente que yo era la única... suya creo —murmuró Amelia, ladeando su cabeza al pensar en sus palabras—. Única para él, o algo...

Hubo un silencio en el cual ella no se había dado cuenta que Pansy estaba inmóvil. Su boca abierta en una o silenciosa mientras evitaba una sonrisa.

—¿¡Me quieres joder!? —exclamó, tirando de su cabello tras su oreja.