ミCapítulo Uno彡

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—Míralo —susurra el ojiverde, mordiendo la uña de su dedo pulgar con nerviosismo. Un colapso mental podría llegar en cualquier momento—. ¿Lo estás haciendo?

Christopher emite un sonido de protesta al recibir un golpe en la nuca. Guarda su teléfono móvil dentro del bolsillo, y arregla los binoculares para continuar "espiando" al Alfa de su mejor amigo.

Ni siquiera entiende por qué ayuda tanto a Erick.

¡Oh, cierto!

Porque además de ser mejores amigos, también son hermanos. Claro, no comparten lazos sanguíneos, pues su madre a él lo abandonó cuando era un cachorro. Aunque la suerte estuvo de su lado, había llegado de esa forma a la familia Colón Arista. No recrimina nada, tal vez ella jamás iba a ofrecerle la vida que merece, tal vez fue una buena idea poner la canastita en el patio delantero con una nota que detallaba únicamente su nombre y casta.

Christopher Vélez. Beta.

—Joder, sí.

—Pues no parece —recrimina el Omega—. Maldito Alfa que está más hermoso que el propio sol.

El Beta se limita a observar a través de los binoculares.

—Todavía sigo sin entender por qué vigilas a Pimentel.

—Porque es mío, bueno, mi Omega lo reclama como su Alfa, y yo también —finaliza hablando muy bajito, con un ligero sonrojo. Carraspea para alejar esos pensamientos dulces que llegan a su mente, y vuelve a su actitud de "no me interesa lo que opine el resto"—. ¿Acaso no es obvio?

—Detestas el café. Y él, exactamente, apesta a eso —menciona Christopher. Verdaderamente no comprende a ese pequeño ser diabólico y al mismo tiempo empalagoso—. Te meterás en problemas si continuamos jugando a los espías.

Erick muerde su labio inferior con fuerza. Es cierto lo que dice él, incluso su lobito se siente regañado como siempre. Pero en verdad le gusta Joel Pimentel y tiene la ligera sospecha de que el sentimiento es mutuo. No por nada Richard, mejor amigo del antes mencionado, le entregó una rosa blanca y aseguró que la mandaba aquel Alfa. Más específico, su Alfa.

—Ya te dije que es recíproco.

—En tus fantasías —musita.

La vez que se conocieron fue porque ambos tomaron el mismo libro en la biblioteca. Mejor dicho, Erick hacía el intento, pues su altura no era igual a la de Joel. Tampoco es que sea demasiado bajo, simplemente que no puede competir con el chico de rizos. Así mismo, desde ese momento, una extraña sensación se apoderó de él, fue inevitable no estar nervioso o sonrojarse hasta la punta de sus orejas. Y de eso, ya pasó un año.

—¿Por qué no me crees?

—Porque cambias de gustos a cada segundo. Hace dos días estabas con Lorenzo, y hoy te vi besando a Gabriel en el baño. Poco faltaba para que...

Erick cubre su rostro con ambas manos, reprimiendo el grito que intenta salir de su garganta. Toma grandes bocanadas de aire, para luego sonreír y hablar como si nada estuviera pasando.

—De acuerdo. Ya entendí.

—Solo me preocupo por ti, baboso.

—¡Eh! ¡Nos vamos poniendo bravos! —exclama Erick, remangando las mangas de su camisa. Alza los brazos, dejando notar su marcado abdomen, sin percatarse que cierto Alfa lo observa desde la lejanía con una sonrisa ladina en su rostro—. En guardia.

Christopher gira hacia la derecha y encuentra a su hermano en una posición muy extraña. Trata de no reír, sin embargo, acaba fracasando en el acto.

—¿Intentas ser la grulla de Kun Fu Panda? ¿O tratas de probar que no hay alcohol en tu organismo? Aunque, a decir verdad, es muy temprano para eso y no es fin de semana.

Completamente indignado, Erick frunce sus labios. Cruza los brazos y se deja caer en la banca, soltando un largo suspiro de resignación. ¿Cómo podría intentar algo con ese Alfa, si su aroma es insoportable para él y su lobito? Odia el café desde siempre, incluso cree que es porque a su madre le provocaban náuseas durante el embarazo. ¡Pero Joel le gusta! En sus veintitrés años jamás había sentido eso por nadie. Parece un cachorro en busca de un dueño.

¿No podía ser diferente?

Si era madera lo podía soportar. ¡¿Pero café?! ¡No hay forma! Aun si le ofrecían millones de empaques de galletas sabor a frambuesas con chispas de chocolate y maní.

—Chris —llama suave, jugando con la ramita que acaba de caer sobre sus piernas—. Oye, animal, escúchame y deja de ver a Zabdiel. Te recuerdo que tienes novio.

—Una mirada inocente, no me llevará al infierno.

—Pero si a la cama del diablo.

—¡Oye!

—Bueno, como te decía. ¿Crees que pueda tener algo con Joel? Tal vez puede ser insignificante, una cosa de "amor fugaz" o "sexo casual". ¿T-Tú crees? —pregunta abatido por sus pensamientos, sintiendo inseguridad como años atrás cuando debía cantar frente a sus maestras y estas terminaron riéndose como hienas.

Viejas estúpidas.

Christopher se acerca a él, deja que incline su cabeza hasta apoyarla en su hombro.

—Si él en serio te gusta, yo creo que sí puedes.

—¿Lo juras?

Suspira, acariciando los cabellos sedosos del ojiverde.

—Es incierto, pero elijo creer.


|N|O|T|A|

BUENO, NO SÉ QUÉ ESCRIBIR AQUÍ JAJA. ME SIENTO NERVIOSA, COMO SI FUESE LA PRIMERA VEZ QUE ESTOY PUBLICANDO UNA HISTORIA, TAL VEZ YO SEA QUIEN TERMINE CON UN COLAPSO MENTAL Y NO ERICK.

SIMPLEMENTE ESPERO QUE LES GUSTE Y SE RÍAN UN POQUITO. SÉ QUE HAY DÍAS O MOMENTOS DODNDE NOS SENTIMOS DEVASTADOS (AL MENOS EN MI CASO, SUCEDE MUY FRECUENTE), ENTONCES DECIDO REÍRME CON IDEAS QUE ALEGRAN MI CORAZÓN. ASÍ QUE MI INTENCIÓN ES QUE SE SIENTAN FELICES Y OLVIDEN POR UN INSTANTE SUS MALOS RATOS.

EL RETO ES QUE TODAS LAS SEMANAS ACTUALICE, NO SÉ SI LO LOGRE, PERO DARÉ MI MAYOR ESFUERZO.

NO TENGO NADA SEGURO, SE ME OCURRIÓ Y DIJE: ¿POR QUÉ NO SUBIRLO? 

BESOS.

LXS AMO INFINITAMENTE.

INSTAGRAM: JOERICK.BUBBLES

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Café y miel || JoerickWhere stories live. Discover now