19.

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Estaba inmersa dentro de su perfume. Gustavo me abraza con fuerza.

- ¿Estás segura de esto? -Toma mi rostro y me mira a los ojos.-
- Lo estoy.
- Te amo. -Besa mi frente.- Date la vuelta, te sacaré ese vestido.

Me aparto el cabello sobre mi hombro derecho y Gustavo baja el cierre de mi vestido. El vestido cae rápido y solo quedo con ropa interior. Me volteo y Gustavo me mira de arriba a abajo.

- Eres digna de admirar.
- Eso no es cierto. -Aparto mi mirada avergonzada.-
- Eres perfecta. -Me sonríe.- Bien, ¿quién me saca la ropa a mi?

Sonrío y me acerco a el. Desabrocho cada botón con lentitud acompañado de un beso en su pecho. Saco su camisa y toco su cuerpo. No había notado que tenía un cuerpo trabajado, justo para él. Bajo las manos y saco sus pantalones, sin dejar de mirarlo a los ojos. Su mirada es intensa y apasionante. Él hace un movimiento con sus pies para sacarse los pantalones.
Cuando ambos estamos solo con ropa interior, Gustavo posa sus manos en mis caderas y me acerca a él para besarme.
Sus labios estaban llenos de deseo. Su boca parece querer comerme y yo desordeno su cabello con mis dedos. El me aprieta más a su cuerpo y yo rodeo su cintura con mis piernas. Así mismo caímos a la cama, él estando sobre mi.

 Así mismo caímos a la cama, él estando sobre mi

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Sus labios recorren cada parte de mi cuerpo. Mi cuello, mi cintura, mis brazos, mis piernas. El me trata como si cada parte de mi cuerpo fuera sagrada. Yo conozco su cuerpo con mis labios, mis manos ayudan también en esa misión.

- Eres tan suave... Tan hermosa...

Cierro mis ojos con cada caricia y cada palabra. Sus boca muerde el lóbulo de mi oreja y sus manos van al broche de mi brasier. Los saca con un hábil movimiento y sus ojos se oscurecen de placer. Sus manos tocan mis pechos y sus labios me besan con pasión.
Mis manos bajan a su trasero y lo aprieto para mi. El gruñe bajo y sus labios bajan a mis pechos, sus ojos jamás dejan de mirarme mientras me besa y lo encuentro verdaderamente atractivo.
Suelto gemidos de placer que llegan a sus oídos, él se roza contra mi cuerpo, y yo ya deseo tenerlo en mi.
Pasa su lengua seductoramente por mi cintura hasta llegar a mi ropa interior. Me mira a los ojos y saca la ultima prenda que tengo en el cuerpo.
Rodeo su cintura con mis piernas y nos perdemos en un apasionado beso. Mis manos tocan su espalda, la cual está caliente al igual que nuestros cuerpos. Bajo mi mano hasta sus bóxers y me sorprendo a mi misma al sacarlos tan rápidamente.

Ambos estamos desnudos y nos permitimos observarnos. El toca mi mejilla con ternura y hace un recorrido de besos hasta llegar a mi oblicuo derecho, cerca de mi ingle. Besa mi tatuaje y lo toca delicadamente con sus dedos.

- ¿Que significa? -Dice mirando mi tatuaje, el cual era una frase "אני שלך".-
- Está en hebreo. Significa, "soy tuya".

Él me sonríe a más no poder y me besa.

- Mía...
- Tuya.
- Y yo soy tuyo. -Se acerca a mis labios.-
- Mío.

El me besa con deseo y amor. Es un beso diferente. Su masculinidad se roza con la mía y suelto un gemido.

- Ya quiero estar dentro de ti...

Gustavo me susurra con voz bastante ronca y yo me siento derretir.

- Hazlo entonces.

Gustavo me mira a los ojos, sus brazos están a cada lado de mi cabeza y veo la fuerza en ellos. Su mirada esta oscura de deseo, pero sus ojos no dejan de brillar.

- Lo haré con cuidado...

El besa mi frente y siento algo en mi feminidad. Siento una presión dolorosa y él suelta un gemido cuando entra en mi rápidamente. Yo suelto un gemido de dolor, pero prefiero que sea de una vez por todas. Nuestros cuerpos están cubiertos por una capa de sudor y él besa mi frente nuevamente al empezar a moverse.
Sus movimientos son lentos, esperando que mi cuerpo se acostumbre a tener algo dentro de mi, literalmente.
Nos miramos a los ojos y él empieza a moverse más rápido, yo entierro mis dedos en su espalda y empiezo a disfrutarlo.
Él se mueve más rápido, pero aún siento que se contiene. Yo cierro mis ojos y disfruto el placer que me da estar unida a él.
Sigue moviéndose y yo suelto un gemido más alto, él gruñe y se mueve más rápido. Al parecer mis gemidos rompe el autocontrol que el estaba teniendo.
Mis caderas encuentran sus movimientos y ambos nos movemos sincronizados. Él trata de besar cada parte que tiene a su vista y sigue moviéndose, volviéndome loca. Esto es demasiado placentero.
Lo único que se escucha en la habitación son gemidos, los movimientos van en aumento y no creo poder soportar más.
Gustavo hace su último movimiento, algo salvaje y gimo fuerte.
Él termina rendido sobre mi cuerpo.

- Te amo. -Dice él, sonrío y toco su cabello.-
- También te amo. -El levanta su cabeza y me mira sonriendo.-
- ¿Estás consiente de que me volví más adicto a ti?
- Puedo soportarlo.

El me besa y se acomoda a mi lado y me rodea con sus brazos.

- ¿Estás bien? ¿Te hice daño?
- No, todo estuvo bien.
- Soy feliz Florencia.
- Yo también soy feliz, y feliz cumpleaños.
- Esto es el mejor regalo de la vida, estar a tu lado ahora, es lo mejor.
- Estoy cansada...
- Planeaste toda mi fiesta y bueno, ahora esto, te entiendo. Eres la mejor.
- Te amo Gustavo. -Pongo mi mano en su corazón y cierro mis ojos.-
- Yo también te amo Florencia, amor de mi vida.

Sonrío después de escuchar eso y me duermo profundamente.

A la mañana siguiente, cuando abro mis ojos, encuentro a Gustavo mirándome.

- Buen día dormilona. -Me sonríe y acaricia mi mejilla.-
- Buen día.
- ¿Tienes hambre?
- Eso creo. -Sonrío.-
- Te haré el desayuno.

Gustavo se levanta y aún está desnudo. Me permito disfrutar la vista de mi novio mientras él se pone los bóxers. Antes de retirarse de la habitación me tira un beso.

Yo me levanto un poco y me siento adolorida. Me asusto al recordar las palabras de mis amigas y me levanto para ver si he manchado la cama. Seguía limpia, bueno, limpia limpia no, pero no había sangrado.
Cojo la camisa de Gustavo y me la pongo, siempre soñé con hacer eso al ver las películas.
Voy al baño y veo mi reflejo. Sigo igual, aunque mi cara está radiante. Veo algunas marcas en mi cuerpo, de seguro fueron los rasguños.
Me dirijo a la cocina y me apoyo en la pared, mientras Gustavo prepara el desayuno.

Lo encuentro muchísimo más guapo que otros días. Su barba está como me gusta y su cabello está desordenado, dándole un toque sexy. Sus brazos se mueven con agilidad al cocinar y el recuerdo de sus brazos haciendo fuerza a cada lado de mi cabeza, me hacen pensar que me he vuelto una pervertida.
El deja el desayuno listo sobre la mesa y me mira sonriente.

- Está listo novia.
- Gracias.

Comemos en silencio, pero de vez en cuando nos lanzamos miradas cómplices o solo sonreímos. A veces me mira tan intensamente que prefiero bajar la mirada.

- Lavaré los platos.

Me pongo de pie y dejo todo en el fregadero, pero antes de abrir el agua, Gustavo me abraza la cintura.

- Eso puede esperar... -Me habla al oído.-
- Gustavo...
- ¿Mmm...? -Gustavo desliza sus manos bajo la camisa, recorriendo mi cintura y luego mis piernas.-
- No pensé de ti, que serias un ninfomano.
- Creo que todos los hombres lo son en cierta parte con la mujer que aman. -Sonríe y besa mi cuello.-
- Me estás volviendo loca...
- Tomemos una ducha.
- Solo una ducha.
- Solo una ducha, lo pro-meto.

El ríe y yo le pego en su hombro.

- Maldito hombre guapo y abusador.

Gustavo toma mi cuerpo y corre hacia la ducha.
Yo grito pero es en vano, él me empuja hacia la ducha con él, y larga el agua.
Ambos reímos y me acorrala contra la pared de la ducha y me besa con vehemencia, como si no hubiera besado mis labios en un largo tiempo.
Finalmente me rindo ante él, ante sus caricias y palabras seductoras. Esto es algo que ya no puedo controlar. Lo que siento por él es demasiado intenso y hermoso.
Espero que no tenga un final trágico. Pero si es por la manera en que su cuerpo se une con el mío ahora, creo que todo vale la pena.

Empecemos con 32 razones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora