Chapter Twelve

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capítulo doce . . .
AMELIA GRANGER

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El tibio calor en su hombro la hizo despertar.

Sentía sus labios secos y una amargura en su lengua. Su cabeza daba vueltas y su cuerpo se sentía más fino y delgado de lo normal, como si todo el peso se hubiera desvanecido a una pluma. Una presión apoyaba sobre su cintura, y su pierna estaba entrelazada a otra.

Amelia sentía un calor que hacía hervir su piel. El hormigueo en su estómago era molesto y sus muslos sudaban al apretarse entre sí. Sentía que el aire la faltaba, la habitación no tenía ventanas por lo que se sofocaba fácilmente.

Poco a poco se giró, y su rostro quedó a centímetros de la perfilada silueta de Draco. Sus mechones platinados habían formado pequeños rizos imperfectos debido a la presión contra la almohada. Sus labios estaban entreabiertos y un leve suspiro escapaba de ellos cada vez que respiraba. Su mejilla estaba roja y su barbilla tenía un desliz que marcaba su mandíbula.

Ella jadeo con sólo verlo, y sentía la necesidad de escapar. Su cuerpo estaba tensándose y el brazo que rodeaba su cintura no le estaba ayudando para nada. Su tacto sólo hacía que su núcleo se tensara y no tenía idea por qué le estaba sucediendo esto.

Un calor molesto recorrió sus piernas, subiendo por el interior de ella hasta llegar a su núcleo, haciendo que se retorciera bajo las sábanas. Se maldijo a sí misma al tiempo que rodeaba la muñeca de Draco con su mano, intentando apartarla de su cuerpo para salir lo antes posible. Pensaba darse una ducha de agua fría ya que el calor en su piel se volvía cada vez más insoportable.

Sentía el sudor en su frente. Los pequeños cabellos pegándose ante sí.

La picazón se extendió por su vientre, tomándola por completo y sintiendo que la tela de su pijama la asfixiaba. Sus pies estaban casi dormidos pero siguió liberándose, casi sacando la mano de Draco por completo.

—Amelia...

Mierda, su voz.

Casi se desmaya al sentir el grosor y la gravedad de su tono por la mañana. Ahogó su respiración mientras se volteaba nuevamente a mirarlo. Sus ojos luchando por abrirse y su gesto natural. Ella sintió su labio temblar y sus caderas dieron un salto repentino, apretando sus rodillas mientras saciaba el nudo en su estómago.

—Amelia que -

Un gemido casi sordo salió de sus labios, haciendo que Draco se congelara en el momento— No... mierda, no hables.

Ella estaba a punto de levantarse, pensando en correr hacia la puerta y encerrarse lo más rápido posible en el baño. Pero fue erróneo.

La mano de Draco apretó su cuerpo contra el colchón y se posó sobre ella, mirándola con el ceño fruncido— ¿Qué tienes?

Ella comenzó a respirar con desesperación, sintiendo el corazón en su garganta cuando vio la cadena de plata de Draco colgar sobre su rostro— Yo... yo no, no lo sé.

Él miró su gesto, y lo vio tragar saliva, sin dejar de analizar su rostro— ¿Bebiste algo además de Whisky?

Amelia volvió a jadear, y sin pensarlo arqueo su espalda, juntando sus senos ya duros contra el pecho marcado de Draco, quien cerró los ojos con fuerza al sentirla.

—Dime —repitió—, ¿bebiste algo más?

—Draco —jadeo, soltando el aire de sus pulmones—. Yo... no lo recuerdo.

Ella notó en sus ojos la lucha en su interior. Él contenía sus impulsos y Amelia lo sabía, pero lo único que necesitaba ahora era que la tocara, si no, jamás podría quitar el sentimiento de necesidad de su cuerpo.

SUBMISSIVE, 𝙙𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙢𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora