8.

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-¿Qué hacemos?- me preguntó Clara.

Llevábamos toda la mañana en el hotel, sin nada que hacer. Los chicos harían su concierto en dos días y tienen que ensayar mucho, lo que quiere decir, que no los vemos casi nada.

-Pensé que esto iba a ser más divertido.- me quejé.

- Supongo que después los chicos ya estarán libre.- dijo Clara.- ¿Y si vamos de compras?

-Es buena idea.- reí, ahora había que encontrar a alguien que nos pueda llevar a un centro comercial.

Cogimos lo necesario y nos dirijimos directamemte a la habitación de Tom. Él era uno de los guardaespaldas de los chicos, nos habíamos hecho, durante los pocos días que llevábamos aquí, muy amigos. Petamos y justo, quien necesitábamos, nos abrió la puerta.

-¿Adivina qué persona tan buena y amable nos va a llevar al algún centro comercial de Chicago?- le preguntamos a Tom haciéndole ojitos.

-¿Hay alguna posibilidad de poder decir que no?- las dos negamos con la cabeza.- Bueno, pues iremos.

Chocamos la palma de la mano. Tom nos llevó hacia el parking y cuando salimos del lugar, un gran grupo de chicas se echó encima del auto. No duró mucho ya que vieron que eramos dos chicas normales y un gigante.

-No pensé que los chicos tuvieran tantas fans.- dije algo sorprendida.

-Pues ya ves, esto es a lo que llaman "El fenómeno One Direction".- Asentí lentamente.- Tenéis suerte de que aún no os relacionen con ellos.

-¿Qué quieres decir?- preguntó Clara.

-En cuanto os empiecen a conocer vuestra vida cambiará.- contestó Tom.

Eso me hizo reflexionar durante todo el viaje, no sé exactamente a que se refiere, pero me está empezando a asustar. No quiero que mi vida cambié para mal.

-Llegamos.- me sacó de mis pensamientos Tom.- Os vendré a buscar en unas cuatro horas. Nos vemos.

Nos despedimos de él y entramos por la gran puesta hecha de cristal. Era el centro comercial más grande que había visto en mi vida. Pude obsevar como a Clara le brillaba la vista al igual que a mí.

-Creo que me quedaré a vivir aquí para siempre.- dijo y las dos comenzamos a reír.

Entonces empezamos a recorrer cada una de las tiendas de ese gran lugar. Las primeras no eran exactamente de nuestro gusto, pero las siguientes eran como el cielo. Entramos en una que se llamaba "Votre armoire", allí había todo tipo de ropa, tanto deportiva, como formal y elegante. No tardamos mucho que coger un par de prendas e ir hacia los probadores, pero como siempre, había un problema, sólo había un probador.

-Creo que te queda genial.- le dijo una chica a la que debía ser su amiga que acababa de salir del probador.

Me recordaban a Clara y a mí en nuestras tardes de compras por España.

-La verdad es que no me veo demasiado bien.- La otra habló y nos miró a Clara y a mí.- Lo siento chicas, podéis probaros vosotras primero si queréis.- nos habló.

-Oh, no, esperaremos. Tenemos bastante ropa que probar.- le dije sonriente.

-Nosotras igual... Por cierto, me llamo Sam, y ella Alice.- señaló a su amiga.

-Yo Clara y ella Ariadna. Y, una coda, estoy de acuerdo con... Alice, ese vestido te sienta estupendamente.

Y así hicimos dos nuevas amigas con las que pasamos la tarde de compras. Eran muy parecidas a nosotras y eso me hacía sentirme cómoda.

A long way from the playground.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora