Capítulo 12

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Entraron y se llevaron los cuerpos. Tres ambulancias y varias patrullas de policía bloquearon la esquina de Corin y Theroy y vallaron la casa de Samantha con una cinta amarilla. A John y a ella le pidieron amablemente que los acompañaran. Los oficiales a cargo le tenían que hacer algunas preguntas. No había casi ningún rumor en el ambiente de afuera. Samantha se dio cuenta de que, como ella, cada uno tenía en su cabeza una remodelación de la historia de aquella ciudad. Las causas habían cambiado y las consecuencias se ajustaban a un nuevo contexto. Los enfermeros llevaban a los viajeros del tiempo actuando como marionetas consternadas, moviéndose con lentitud mientras sus mentes daban nacimiento a otra línea temporal que conviviría con las anteriores. Claro, ahora el pasado tenía otra línea paralela. En una, la aparición de los primeros billetes y un camarero hospitalizado porque un pedazo de vidrio perforó su cráneo, no trajo más cambios que comentarios extravagantes en aquellos años ochenteros, aunque a John se le había despertado el deseo de saber y entró a estudiar física en la Universidad de Pearce's Valley. También se empezó a difundir un mito urbano sobre fantasmas que todavía tenían hambre de billetes en el más allá y que se aparecían en el restaurante. En la segunda línea, una explosión sangrienta, llevó al cierre del establecimiento y se disparó toda una misteriosa serie de acontecimientos en los que un tal Louie Polson compró el restaurante para convertirlo en su vivienda personal y años más tarde, el ya doctor John Feraud, que había entablado amistad con Polson, había creado una especie de laboratorio dentro de la casa para llevar a cabo experimentos que tenían que ver con el portal aunque sus trabajos publicados fueron de naturaleza teórica y los críticos no desaprovechaban la oportunidad para enviarlos al mismo lugar en el mundo de la ficción que ocupaba la obra de su amiga Samantha Polson, hija del dueño de la casa de Corin y Theroy. Hasta que en la mente de Samantha Encuentro cercano con el ser del portal del tiempo, el texto de investigación cambió radicalmente, formándose dos obras que a pesar de tener el mismo título se separaban como las fronteras discursivas de la literatura y la ciencia, quedando uno relegado al campo de la especulación científica y el otro al de la experimentación que lo convertía en el primer trabajo de la física que brindaba información de primera mano sobre el funcionamiento del tiempo en un agujero de gusano y de una entidad que existe fuera del tejido dimensional que conocemos. En ese mundo, la segunda versión del libro de John era el que se había instalado como oficial, pero eso no quería decir que en la dimensión mental no coexistieran ambas como si una fuese una parodia anticipada de la otra o el primer volumen de una teoría que más tarde iba a hacer reescrita con los datos obtenidos en el campo empírico. Samantha estaba comparando en su mente algunos pasajes mientras esperaba sentada en una silla de madera que rechinaba al menor movimiento. A su lado estaba John. El agente Sawyer los iba a entrevistar ni bien terminara con un testigo. Eso fue lo que les habían dicho hacía una hora y media. John estaba cabeceando y los lapsos en que sostenía su cabeza con las manos eran cada vez más largos. Lo entendía, ella también quería lanzarse de cabeza en cualquier cama y dormir por una semana. A decir verdad, muchos de los que trabajaban en esa estación de policía tenían impresa una buena dosis de agotamiento en sus rostros. Movimientos lentos, casi como de sonámbulos se cruzaban en tareas nimias y los pasos producían sonidos que despertaban bostezos. La nueva línea temporal tenía a todos haciendo un esfuerzo por vincular de un modo natural el mundo exterior con el interior. Lo que antes solo provocaba razonables accesos de frustración, odio, amor, miedo e ira, ahora significaba un extenso abismo entre lo que debería ser y lo que era, entre las tres historias del mundo que fluían en las mentes y la que dominaba en el escenario espacio-temporal actual.

Escuchó una voz familiar recorrer el corto pasillo en donde estaba. Esa voz le preguntaba a alguien dónde se encontraba cierta persona. Cuando la vio aparecer, llevaba una bolsa blanca con manija a través de la que se vislumbraba la forma de algún alimento que con seguridad estaba hecho con pan.

Túneles Blancos - Capítulo 1Onde histórias criam vida. Descubra agora