No sé cuánto rato estuve allí sentado, pensando. Durante ese tiempo recorrí el paisaje con la mirada repetidas veces, buscando cualquier cosa... algo diferente que pudiese conducir a una escapatoria.
Franjas naranjas empezaron a entrelazarse con el azul del cielo y el horizonte resplandeció con un aura rosada.
Saliste afuera, entornando los ojos ante la puesta de sol. Llevabas un vaso de agua en cada mano y te quedaste rondando la puerta durante una eternidad, mirándome, esperando a que te devolviese la mirada. Al ver que no te iba a corresponder, avanzaste hacia el sofá y me tendiste uno de los vasos.
No lo cogí, a pesar de que estaba desesperadamente sediento, así que al final lo dejaste en el suelo y te marchaste bebiendo del tuyo.
Seguiste observándome; creo que esperabas que volviese a dirigirte la palabra. Aunque no tengo claro por qué, pues no me parecías el típico conversador. En lugar de hablarte me fijé en la brisa, en cómo recogía granos de arena al azar y después los dejaba caer de forma arbitraria.
-¿Quién eres? -murmuré.
Las palabras que pronuncié no eran tanto una pregunta como un reflejo de mis pensamientos. Ni siquiera me di cuenta de haber hablado hasta que vi que te esforzabas por encontrar una respuesta. Tenías el ceño fruncido, la frente surcada de líneas. Suspiraste.-Choi Seung Hyun. Ya está -dijiste.
Te sentaste en el borde del sofá y te frotaste las cejas con las yemas de los dedos. En aquel naranja intenso del ocaso, tus ojos se veían más claros que nunca. Parecía que tuviesen motas de tierra, pequeños granos de arena arrastrados hasta allí por el viento.
-Soy de aquí, supongo.
Hablaste con voz suave y tímida, muy diferente de como me solía sonar. Parecía más bien una hoja de spinifex doblegada con el viento y sentí que debía inclinarme hacia delante para atrapar las palabras antes de que la corriente se las llevase para siempre.-¿Eres australiano?
Asentiste.
-Supongo. Me llamaron Choi Seung Hyun por que nací en Corea, pero la mayor parte de mi vida la he pasado aquí y la otra mitad en Londres.Me lanzaste una mirada fugaz, buscando señales de mi reacción. No hubo ninguna. Simplemente, esperé a que siguieras hablando. Estaba convencido de que lo ibas a hacer.
En ese momento me transmitías la sensación extraña de tener tal cantidad de energía acumulada que necesitabas liberarla.
-Mi madre era muy joven cuando me tuvo -continuaste-, aunque en realidad ella y mi padre nunca estuvieron juntos. Ella era de una familia pija de Corea que, en cuanto mi padre obtuvo la custodia, hizo las maletas, se marchó al extranjero e intentó olvidarse de mí. Así que mi padre se mudó a una finca con varios miles de hectáreas de tierra y un puñado de cabezas de ganado. La vida era eso.
-¿Qué pasó?
Te miré mientras te revolvías sobre el brazo del sofá; te resultaba difícil contestar y yo disfrutaba de verte incómodo.
Era un cambio respecto a lo habitual. Además, parte de mí creía que podría utilizar esas respuestas en tu contra, cuando me rescatasen y a ti te metieran en prisión. Te mordiste una uña, mirando la puesta de sol.
-Al principio a mi padre le iba bien -dijiste-. Supongo que por aquel entonces aún no estaba tan jodido. Hasta tuvo empleados que trabajaban para él. Arrieros y una señora que me cuidaba... Ahora no me acuerdo de cómo se llamaba. -Te quedaste callado, intentando recordar el nombre-. Era la señora Gee o algo parecido.
-Me miraste y enarcaste las cejas-. Qué más da, ¿no?Me encogí de hombros.
-Supongo que era una especie de maestra. Ella, los viejos y los arrieros.. -¿Viejos?

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CARTAS A MI SECUESTRADOR (GTOP)
Fanfiction> ¡S O L O! -CARTAS A MI SECUESTRADOR- Un extraño de ojos marrones observa a Ji Yong desde la esquina de un café en el aeropuerto de Bangkok. El aún no lo sabe, pero Seung es un joven que lo ha seguido durante años y que piensa llevarlo a vivi...