❝Hay una ciudad donde cada persona tiene un color especial y un significado propio.❞
Myoui Mina era paz y tranquilidad, sólo eso, nada más. Después de todo y podía vivir así para siempre.
O eso creía hasta que una persona nueva apareció.
Son Chaeyou...
Chaeyoung creía que cada persona tenía un propósito, que podía cumplir gracias a sus dones especiales.
Y su propósito, siempre fue hablar con Mina. Tener una amistad con Mina. Querer a Mina.
La vio ahí, se veía tan pequeña con su cabeza apoyada en sus brazos sobre las teclas del piano.
Chaeyoung movió sus manos y deseó con todas sus fuerzas, hasta que pequeñas margaritas crecieron por distintos lados del piano.
Encendió las luces y Mina despertó sólo con esa acción.
Buscó por la habitación y encontró la figura de la chica bajita por la que se había sentido tan triste.
Sus mejillas se tiñieron de un azul marino, Mina tenía el mar en su rostro y era lo mejor que Chaeyoung había visto en su vida. Mientras que Mina admiraba como un atardecer se formaba en las mejillas de Chaeyoung.
Tuvo el impulso de volver a llorar, pero la misma Chaeyoung no se lo permitió porque la envolvió en un abrazo más cálido que el sol.
— Unnie, gracias.
— ¿Por qué, Chaeyoung? Soy un asco, nunca vi el amor en las cosas que hacías por mí.
— Pero por ti estoy aquí ahora. Tú hiciste que volviera a sentir eso, que mi corazón se sintiera bonito otra vez.
Chaeyoung llevó la delgada mano azul de Mina sobre su pecho.
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