Lo que más deseo.

Capítulo treinta y cuatro (*)

¡Favor de leer la nota del final!

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Caroline.

Nunca imaginé que algún tipo de depresión pudiera afectarme en la vida, pero al parecer, estaba equivocada.

Depresión posparto. Ese había sido el diagnóstico del doctor luego de una larga insistencia de Ben para visitarlo. No sabía cómo tomarlo, es decir, no me sentía deprimida, y no creía que los episodios que había sufrido hubiesen llevado a algo tan delicado.

Según el doctor, era normal luego del reajuste hormonal en mi sistema, mi cuerpo comenzaba a adaptarse a la nueva etapa luego del parto, por lo que no era extraño que mis hormonas estuviesen algo fuera de control.

—No es necesario que te tomes un tiempo en la empresa —pronuncio hacia Ben cuando nos encontramos de regreso en la casa —estaré bien.

—No me tomaré un tiempo como tal —informa él mientras se quita la chaqueta que lleva puesta. —Digamos que solo he reducido mis horas laborales.

—Es casi lo mismo —respondo soltando una pequeña risa.

Él se encoge de hombros.

—Estoy seguro de que Connor hará un buen trabajo —afirma —y eso me da la oportunidad de poder pasar tiempo con mi familia.

Se acerca hasta donde me encuentro, sus manos se colocan a los costados de mi cintura mientras me apega con ligereza hacia su cuerpo.

—Quiero estar contigo y apoyarte tanto como me sea posible —añade colocando una bonita sonrisa en el rostro. —no quiero que cargues con todo tu sola.

Ladeo la cabeza, enternecida ante sus palabras.

—Estás apoyándome, no me has dejado sola —debato —No tienes que preocuparte demasiado por mí.

—Bueno, en ese caso entonces disfrutemos del tiempo que tendré libre —murmura ensanchando la sonrisa —Quiero olvidarme un poco de la carga laboral.

Deja un rápido beso sobre mis labios, para después apartarse y dirigirse a la cocina. Lo sigo a pasos lentos, había pasado algunos días desde que los puntos de la herida del parto me habían sido retirados, por lo que aún tenía que tener cuidado con la herida.

—Ben —él voltea en cuanto escucha mi voz —cuando mi madre vino...

—Cuando tu madre vino fue porque dijiste que la necesitabas —me recuerda con una sonrisa ladeada.

—Lo sé, pero ella...—me detengo, debatiéndome si en verdad quiero saber la respuesta a lo que preguntaré.

—¿Qué ocurre? —cuestiona con confusión.

—¿Tuviste que decirle algo más? —cuestiono. —Es decir...

—No —él me interrumpe. —Solamente le dije que la necesitabas, es todo. ¿Por qué lo preguntas?

Un suspiro brota de mis labios, me apoyo de la barra de la cocina mientras fijo mi vista en un punto que no sea Ben.

—Porque es tan extraño luego de todo lo que ha ocurrido, que simplemente haya venido —confieso. —No lo sé, es como si fuese tan diferente ahora.

—Bueno, tal vez es diferente —murmura Ben encogiéndose de hombros. —Entiendo que la necesitaras en un momento difícil —añade —por eso no me negué a llamarla, pero no volveré a hacerlo a menos que tú lo pidas.

Las comisuras de mis labios se curvan hacia arriba mientras lo observo, Ben era un hombre increíble, el mejor que he conocido en toda mi vida.

—No quiero que ella piense que sigo necesitándola —murmuro —es decir, en ese momento lo hice, pero soy capaz de cuidar de mis hijos.