Pero hubo un día en el que me levanté. No tenía la fuerza de voluntad para hacerlo por mi, claro que no. Lo hacía porque finalmente Jimin había terminado su tesis exitosamente y ahora, se estaba graduando con honores de la universidad, y yo tenía que ver eso. Tenía que estar ahí para él y dejar mi egoísmo atrás.

Claro que es un momento que se que a Yoongi le hubiese gustado ver también, pero este día se trataba de Jimin, no de Yoongi ni de mi.

Me vestí lo más presentable que pude y el maquillaje que utilicé lo hice para disimular mi rostro demacrado, hinchado y rojo de tanto haber llorado y dormido las últimas dos semanas. Tomé mi bolso, me coloqué el reloj de Yoongi en la muñeca y me vestí con su cazadora favorita, sentía que así, de alguna forma Yoongi también estaría presente en el evento, viendo cómo su mejor amigo se gradúa de la universidad.

Caminé hasta la casa de Bo Won, primera vez que no lo veía afuera en la acera haciendo algo extraño, pero en cuanto me acerqué a su pórtico, la puerta se abrió dejando ver a mi amigo vestido en un traje gris. Me observaba asombrado de que por fin había salido de mi escondite, pero yo no lo veía como un logro exactamente.

—. Te ves hermosa.—halagó mirándome con una sonrisa tierna.—. ¿Desayunaste?

—. Sí.—mentí—. No me perdería este día por nada. Aunque eso afecte el medio mes que llevo de luto.

—. Has hecho lo correcto.—dijo sonriendo ladino.

—entonces, señalé su supuesta máquina del tiempo estacionado en su garaje—. ¿Podemos ir a la ceremonia en tu máquina o terminaremos en la guerra contra Norcorea?—bromeé.

—. No quisiera averiguarlo.—respondió acercándose a mi y entrelazando su brazo con el mío para después acercarse a la avenida y levantar su mano para pedir un taxi.

El chofer nos condujo hasta los hermosos jardines del colegio donde se iba a organizar la ceremonia de graduación.

Debía admitir por un momento, que el salir me había hecho sentir un poco mejor. Mi cabeza había logrado distraerse observando a mis compañeros de generación en sus batas color turquesa metálico.

—. Me estoy arrepintiendo de haber venido vestida así.—mencioné mirando por la ventana. Bo Won me miró confundido y enarcó una de sus cejas—. Es decir, es la ceremonia de graduación y hemos regresado a esta escuela, debimos haber venido como si Gucci o Versace nos hubiera vomitado encima para ver al director a la cara y decirle, ¿como te han tratado los años, Kang?

—Bo Won soltó una risa estruendosa y asintió de acuerdo conmigo—. Tienes razón, pero es muy tarde para eso. Solamente hagamos una entrada triunfal y bastará.

—. Hecho.

Chocamos puños y bajamos del taxi para después caminar juntos como si estuviéramos en una pasarela de Victoria's Secret por el sendero de los jardines hacia el auditorio donde sería la entrega de títulos. Podía ver cómo los alumnos que nos reconocían murmuraban entre ellos y una vez que llegamos al auditorio todo estaba en silencio.

La ceremonia comenzó pronto y poco a poco el director iba entregando los títulos a cada uno de los graduados. Cuando llegó al nombre de Jimin, el auditorio entero escuchó las ovaciones de sus amigos, de las chicas vueltas locas por el muchacho, y de nosotros claro, que parecía que estábamos en un concierto de Michael Jackson en primera fila sintiendo su sudor en la cara.

Después de la ceremonia, Jimin nos invitó a la fiesta de graduación de sus compañeros, iba a ser en un pequeño bar y no todos iban a asistir, aunque sí había varias personas dentro. Claramente no estaba de humor para una fiesta, pensaba regresar a casa y dormir antes de que la tristeza me atacase de nuevo, pero fui al bar. Fui con la idea de brindar un par de veces por el logro de Jimin y después devolverme a mi casa.

Algunos de los graduados me reconocían y se vieron felices en verme de nuevo, algunos ya no recordaba su rostro, otros ni siquiera sabía quienes eran y otros no parecían disfrutar tanto de mi presencia en su fiesta de graduación.

—. Gracias por venir.—dijo Jimin mirándome dulcemente—. Yo tampoco me he sentido bien estos días, pero se que te ha costado mucho trabajo venir y te lo agradezco.

—chasqueé mi lengua—. Este es tu día, Jimin, lo que a mi me pase no afecta nada.—choqué mi copa de nuevo con él y bebí de ella el último sorbo para dejarla vacía sobre la mesa—. Pero tengo que irme ya.

—. Claro, vuelve con cuidado por favor.—dijo Jimin ayudándome a levantarme del sillón de piel negra sintética.

—. ¿Te vas tan pronto, Park?—exclamó uno de los chicos graduados, yo me di media vuelta para verlo y asentí sin mucho afán—. ¡Es muy temprano! ¡Quédate un rato más, estirada!

—. Tengo que irme, chicos, disfruten la vida de la maestría.—me dirigía a la salida pero el chico que había exclamado anteriormente tomó mi muñeca y me arrastró de vuelta.—. ¿Qué haces?

—. Quédate, ¿qué más tienes que hacer?

—. Tengo sueño, me voy.—dije seriamente tratando de quitar su mano. Cuando lo logré su rostro se tornó serio y obscuro, me miró casi molesto.

—. ¿Asustada?—se burló—. Qué triste que tu novio ya no está aquí para cuidarte.

Me quedé completamente helada, un escalofrío recorrió mi espalda y traté de no hacer ninguna expresión que le dijese como me sentía. No había forma de que él supiese eso, ningún periódico dijo nada y yo nunca dije nada a nadie más.

—. ¡Yah!—exclamó molesto Jimin tomando el antebrazo del chico mirándole con ojos asesinos.—. ¿Quieres morir?

—. Esta es mi pelea, Jimin.—repuse sin dejar de mirar el rostro de aquel adolescente estúpido y borracho—. Repite lo que dijiste.

—. ¿No tienes miedo?—se burló de nuevo—. Te dije que tu novio ya no está vivo para poder hacerme algo ahora mismo.—dijo aún con más volumen en su voz tratando de soñar intimidante—. No quiero morir, Park, sería pertenecer al mismo club de tontos que tu novio.

El bar entero gritó en cuanto tomé la botella de soju sobre la mesa y la rompí a la mitad dejando caer todo su contenido y acercando la parte afilada de esta contra el chico. Inclusive él se vio amenazado ante el repentino estruendo y después mi mano con la botella amenazando con encajarla en su abdomen.

—. Una cosa más y juro que no tendré miedo en apuñalarte.—advertí. Entonces noté como algunas personas comenzaban a irse del bar. Él por fin dejó su faceta valiente de lado y se devolvió a su mesa.

Solté la botella rota sintiendo las lágrimas en mis ojos, y sin siquiera despedirme de mis amigos salí del bar. Un taxi me llevó hasta la avenida y me dejó frente al portón de Bo Won.

Con mis ojos llenos de lágrimas abrí la puerta del garaje y entré en él, quité la manta que cubría el auto y me subí al asiento de copiloto. No entendía mucho de lo que las hojas con instructivos que estaban dentro del auto decían, pero arranqué el motor y salí del garaje con lágrimas en los ojos, esperando al menos que si el vehículo no me llevaba al pasado para enmendar mis errores, que me llevase a un lugar menos doloroso, un cielo donde Yoongi y yo estemos juntos sin preocuparnos por nada.

Desiderata; M.ygWhere stories live. Discover now