11.

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Estaba sumida en un millón de emociones.
Por un lado quería ir corriendo a su lado, y por otro, irme lejos.
Siempre esperé que alguien se me declarara, pero cuando llega el momento, todo es distinto. Y soy una tonta, porque no tengo idea que hacer, así que el resto de la tarde, solo veo como el cielo celeste pasa a naranjo y luego a azul oscuro, dando la noche.

Recibo mensajes de mis amigos, pero yo solo respondo normal y sin mencionar el tema. Mi madre me llama para avisarme los planes de las fiestas de fin de año y me pregunta cuando llegaré a casa. Eso me recuerda, que haré las compras de Navidad antes de irme.

Pasan los días y tomo el tren para irme a casa. Soy una cobarde. Por dos semanas no he hablado con Gustavo. El tampoco me ha escrito o llamado, y creo la razón.
Mi celular me despierta a mitad del viaje, y al fin veía el nombre de Gustavo en la pantalla, me sentí acelerada.

Gustavo: te fuiste?
Florencia: si
Gustavo: le pregunto a los chicos todos los días por ti, ya que presentí que no me dirigirías la palabra. Me da igual, pero te fuiste sin despedirte...😔
Florencia: lo siento
Gustavo: que expresiva... Si hubiera sabido que estarías así, no te habría dicho mis sentimientos. Detesto que no me hables, detesto no verte, y aún más, detesto no poder enojarme por esto. Buen viaje.

Doy un suspiro de frustración. Odio sentirme así, este medio que se levanta como una pared protectora de relaciones futuras.
Hay momentos que solo quiero ir y decirle que le doy una oportunidad, que seamos felices. Luego recuerdo que se viene el verano, verá todos los días a su ex y probablemente volverán a estar juntos. Sin querer, una rabia se apodera de mi y le respondo.

Florencia: de todos modos el verano está aquí, no nos podremos ver y te darás cuenta de tus verdaderos sentimientos y todo volverá a ser como antes. Adiós.
Gustavo: a la única que tendré en mi maldita mente, todo el verano, es a ti. Adios.

Quería gritar, pero decidí por dormirme. Todo seria mejor cuando llegara a casa.

Al llegar a casa, me siento mejor al recibir un caluroso abrazo de mi madre. Agustina baja corriendo las escaleras y viene a recibirme.
En la noche llega mi padre y almorzamos comida china, al menos pude olvidarme del tema un rato.

Los días pasaban con rapidez y no me doy cuenta cuando llega la noche de Navidad. Mi familia se reúne en mi casa y fue bastante agradable tener la cabeza en otro lado. A media noche abrimos los regalos y recibo las llamadas de mis amigos y amigas. Con Sab nos intercambiamos regalos esa misma noche, ya que éramos vecinas. Hablamos un momento y logro desahogarme, cuando vuelvo a casa, ya todos están acostados.
Creo que lo único que logra que me lo saque de la cabeza, es el sueño.

- Flo, Flo, Flo.

Abro mis ojos algo aturdida y veo que Agus está sobre mi, en mi cama.

- ¿Que pasa, linda? -Le pregunto, mientras me doy cuenta que ya es de día.-
- Llegó un regalo por correo para ti, mi mamá lo tiene abajo.

Mi corazón da un salto, porque presiento saber el dueño de ese regalo.

Bajo las escaleras y mi madre me indica que el regalo está sobre la mesa. Lo tomo y le saco el papel. Dentro, me encuentro con una cámara antigua. Es obvio que la compraron en una feria de antigüedades y me saca una sonrisa. Irá directamente a mi colección.

- ¿Quién te envía esa cámara, hija? -Mi madre la mira asombrada.-
- Eso veré ahora, no encuentro la tarjeta.

Busco en los restos de papel, y encuentro una pequeña tarjeta color naranjo, mi favorito.

Florencia:

Feliz Navidad, espero que te guste mi regalo y pases unas lindas fiestas, saludos a tu familia.
Pd: me seguirás gustando aunque no me hables :)

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