El teléfono [GOTH Jaidefinichon] *FINALIZADO*

Capítulo 5: Llamados de ayuda 2/2

Después de colgar, se acostó en su cama y lloró. Lloró como hace tiempo no lo hacía. Odiaba hacerlo, se sentía más débil, cobarde, mamón y muchas weás más. Le dolía más que cuando lo llamaba y se lamentaba por ello; eso para él era patético, pero le molestaba más lloriquear.

Se durmió con lágrimas en los ojos arrepintiéndose de muchas cosas, otra vez. De no haber impedido que fuera al pre-u, de no invitarlo al café de la esquina donde siempre quiso invitarlo, de no llevarlo a comer sushi para que le gustara la weá de pescao' crudo, de no abrazarlo más veces, de no besarlo más cuando pudo, de no decirle más veces que lo amaba. De no haber muerto él, en su lugar.

Tantas cosas y sin embargo, no se arrepentía de haberlo conocido y así evitar el dolor. Amaba con cada parte de su ser, el haber conocido al Iván, y agradecía todas esas bellas vivencias, pero se odiaba por no haberlo salvado, por no alargar su felicidad, por no pasar sus últimos segundos con él.

Los primeros meses después del incidente, Edgar investigó mucho sobre el suceso, buscaba los registros de las cámaras antes de la explosión y buscaba a Iván en las grabaciones, pero no lo encontraba, aunque un día descubrió que cierta mancha en la imagen, era en verdad, su pololo. Veía los vídeos una y otra vez, de todos los ángulos que se habían filtrado a la internet, y se alcanzaba a ver, como el hombre con los explosivos en su abdomen, se quita la chaqueta y avisa que es una bomba humana. Por mucho tiempo se preguntó que habría pensado Iván al ver/escuchar eso.

¿Se habrá asustado? ¿Aterrado? ¿Habrá llorado? ¿En que pensaría? ¿Se habrá acordado de él? ¿Sus últimos segundos de vida los pasó con dolor en todo su ser?

Se sentía terrible por no haberlo ayudado en ese momento, haberlo abrazado y decirle que todo iba a estar bien, aunque fuera mentira.

Se atormentaba con esos pensamientos. Que el amor de su adolescencia, de su vida para él, sufrió en sus últimos momentos de consciencia.

Las cámaras se tapan en estática al momento de la explosión y algunas se van a negro. Tal vez Iván no fue lastimado y se salvó, por eso no encontraron su cuerpo, porque estaba vivo, pensaba Edgar. Pero eso era sólo un sueño, un deseo.

Los policías y doctores forenses dicen que su cuerpo fue pulverizado, que no quedó ni una uña, se desvaneció en el lugar por la magnitud de la explosión y la gran energía y calor que liberó, sin contar que el desplome del tunel, trituró restos humanos que pudiesen haber quedado.

Después el medio huebeo para sacar las piedras gigantes, los camotes de cemento, despejar todo el derrumbe para rescatar los cuerpos,  interferió aún más en la escena, lo que aumentaba la posibilidad de encontrar 0 evidencia física de los involucrados; sólo quedaban las imágenes de las cámaras.

Fueron 3 días de incertidumbre y de trabajo continúo por parte del cuerpo de bomberos, carabineros y apoyo militar, aparte de fuerzas extranjeras que dieron sus apoyo como Argentina con gente y E.E.U.U. con maquinaria y equipo especial para destruir la barrera de escombros y entrar a las ruinas del túnel del metro.

Chile no estaba preparado para enfrentar una catástrofe explosiva como esta, las autoridades del metro estaban con cagadera, así como la presidenta y todo el gobierno. La noticia tuvo alcance internacional, gente enviando ayuda desde todas partes del globo terrestre, pero al Edgar no le importaba nada de eso, solo quería a su Iván, quien nunca apareció.

Se durmió con todos esos recuerdos jodiéndole la existencia, estaba cayendo otra vez en la eterna tristeza; auto-lamentándose. Y ahora que no podía escuchar su voz, se sentía cada vez más fatal.

Aquella ocasión no fue la única vez que llamó, a sabiendas de que Iván no le contestaría. En realidad, lo hizo unas 8 veces más, pero en 3 ocasiones cortó antes de que contestaran, las otras 5, le pedía disculpas a su pololo y le decía que lo extrañaba antes de cortar, hasta que un día, no fue capaz de decir nada, y la persona del otro lado, aprovechó para hablarle.