Concurso Mi Plan D

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Lo primero que escuché al despertarme de mi mundo de fantasía fue ese horrible sonido que a nadie le gusta oír, sí, hablo de la alarma que te dice que es hora de despertarse e ir al infierno diario de todo estudiante: El instituto. A medida que iba despertando pensaba en todo y en nada a la vez. Pensaba en qué ropa llevaría hoy, con quien me encontraría, en el motor del coche del estúpido de mi vecino James Smith, los cuadernos que tenía que coger… Me levanté de repente de la cama, acordándome del día de ayer. Recuerdo estar en las taquillas, la caída de mis libros y cuadernos, la gente mirando, las hojas esparcidas por todo el suelo del pasillo y…

“oh no no no, por dios no.” Dije corriendo hacia la mochila del instituto como si la vida me dependiera de ello, aunque en cierto modo era así. Busqué el cuaderno donde tenía todas las listas, lo cogí entre mis manos y me puse a mirarle.

A ver, la lista de la comida, trabajos, ropa,… ¡Mierda! No está!”  Lo miré una y otra vez y no estaba. Me debí de poner pálida porque un mareo me invadió de repente al ver que estaban todas las listas menos una, y no era una lista cualquiera, era LA lista. Esa lista donde tenía escrito los nombres de los chicos con los que saldría y con el que nunca, jamás de los jamases saldría.

“Piensa Kenzie, vamos”  Me repetía constantemente. Recuerdo que James me ayudó a coger las hojas, pero no le vi coger nada así que él no la tendrá. Solo queda una opción: Ir al instituto a buscarla. “Igual con un poco de suerte todavía estaba allí” Dije para mí misma. Si conseguía llegar antes que los demás tendría una oportunidad para buscarla. Rápidamente abrí el armario, con tan mala suerte que no calculé bien la fuerza y me di con la puerta en la cara.

“Bravo Kenzie, tú sí que sabes empezar bien el día.” Me dijo mi subconsciente. Me quité toda la ropa y me puse unos vaqueros negros, una camisa blanca donde ponía <Fuck you bitch>, mis vans negras y una chaqueta de punto. Fui al baño, me lavé la cara, intenté arreglar el estropicio que tenia por pelo pero al ver que no podía lo recogí en una coleta y me lavé los dientes porque, he de decir que mi aliento mañanero es inaguantable. Cogí mi mochila, el móvil con los auriculares, la cartera y las llaves de casa, le di un beso rápido a mi madre y me despedí de ella diciéndole: “Tengo un examen muy importante a primera y necesito llegar pronto. Te quiero.”  Ella simplemente me deseó suerte. Mientras corría hacia la parada del bus le mande un whatsapp a Mason diciéndole que hoy iría andando así que no me fuera a buscar con el coche.  Debía de estar dormido todavía. El pobre tenía hoy un examen y anoche se debió de quedar estudiando hasta tarde. Cuando levanté la vista de la pantalla del móvil, me encontré con que el bus estaba a punto de llegar así que saqué el dinero de la cartera y   2 minutos después ya estaba sentada en uno de los asientos con la frente apoyada en el frío cristal y mirando el paisaje. Tardamos unos 10 minutos en llegar. Miré la hora del móvil. “Vale, son las 8:15, todavía me quedan 10 minutos hasta que empiece a llegar la gente y 5 más hasta que toque el timbre.” Me animaba mentalmente. Mientras subía las escaleras para entrar me di cuenta de que el coche de James estaba en el aparcamiento. Siempre me he preguntado por qué iba tan pronto si él tiene coche a diferencia de muchos de aquí. Abrí la puerta y fui corriendo hacia las taquillas. Al llegar a la esquina de estas, vi a James cogiendo una hoja del suelo.

“¡Hola James!” Dije yendo hacia él rápidamente para coger la hoja antes de que la viera, pero fue inútil porque ni siquiera se dignó a darse la vuelta y saludar. Llegué hasta él y me di cuenta que la estaba viendo y que llevaba los auriculares, por eso no me escuchó. Le quité la hoja de las manos y él me miraba con los ojos como platos.

“¿En serio sería tu plan D, Kenzie?” Me preguntó mirándome a los ojos con una sonrisa torcida en sus labios.

“Pues… sí, y no sé de qué te extrañas si no nos llevamos bien y nunca hemos tenido una conversación normal porque te comportas como un idiota.” Le dije rápidamente.

Él se fue acercando lentamente hacia mí hasta que nuestras caras quedaran a tan solo unos centímetros. En ese momento me di cuenta de que olía a menta. Fue acercando su cara a la mía, y cuando pensé que me iba a besar, se puso a susurrarme en el oído:

“hmm hueles a coco. ¿Sabes que ese olor es mi favorito desde ahora?” Un escalofrío recorrió mi cuerpo al sentir su aliento en mi oreja. Él siguió en la misma posición diciendo “Que sepas que la D no me gusta, prefiero la A y… voy a conseguir ese puesto cueste lo que cueste.” Rápidamente me quitó la hoja de las manos,  me dio un beso en la mejilla y se fue, dejándome en mitad del pasillo pensando en todo lo que acababa de pasar.

“Espera espera… ¿Por qué se acaba de llevar mi lista?” Volví al presente cundo me di cuenta y salí tras él para poder cogerla, pero al salir vi que su coche ya no estaba.

“Mierda… ¿A qué estás jugando James Smith?” Dije a la nada.

Escuché el timbre que daba a entender que empezaban las clases ya así que entré y fui a clase. La mañana pasó lenta y no había rastro de James. Intenté mandarle un mensaje o llamarle, pero luego me di cuenta de que no tenía su número. Mason no paraba de hablar a la vuelta a casa. Sí, me acompañó a casa porque después de lo de James debía de tener una cara realmente pálida y él pensaba que estaba enferma. No iba a ser yo la que le contradijese. De camino a casa estuve pensando las mil y un maneras de asesinar a James por haberme robado la lista. ¿Qué haría con ella? ¿Para qué la quería? Son preguntas que, desgraciadamente o por fortuna, no tienen respuesta todavía.

Mason aparcó en frente de mi casa. Le dije si quería pasar, que mamá había hecho tarta de queso, su favorita, pero él solo me desvió la mirada y me dijo que tenía cosas que hacer, así que bajé mientras me despedía y veía como desparecía por la carretera.

“¿Y a este que le pasa ahora? No me ha llamado enana ni nada al irse.” Pensé mientras iba a casa.

Vaya sorpresa me llevé cuando me di cuenta que en la puerta había alguien. Era él. Este era el momento. 

One Shot: Mi plan DDonde viven las historias. Descúbrelo ahora