Las compras abren el corazón

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Raven P.O.V

-Deamon, yo no se si creerte...

-Qué?!

-Lo que oíste, D. No puedo darte la mano, y temer queme tomes del codo o, que me claves un puñal por la espalda, cada vez que le des la razón a una zorra. Así que lo siento, Deamon, pero aún no puedo creerte.

Su cara de descompuesto, aumentaba con cada palabra que yo decia. Me apretujaba el corazón y estoy segura de que mi alma se quebraba y su lobo lo sentía, pero mi orgullo era más fuerte, y honestamente, estoy bastante segura de que saldré lastimada de nuevo.

-No..-gimió en respuesta- Raven te lo suplico..te lo suplico pichón, yo..no puedo, no me puedes haer ésto, es..es dolorosísimo...Raven no puedo, sin ti, tu eres mi compañera.. yo,..

-Deamon -sequé la lágrima solitaria, de furia, que caía por su mejilla-, tienes que aprender que no siempre todo sale como lo esperas. Pero eso no quiere decir, que me alejaré de ti, o que te vaya a rechazar,o como sea que se diga -el asintió dándome a entender que lo había dicho bien-, no te voy a dejar Deamon, pero tampoco estoy dejando que te me acerques. Quiero que elijas, quiero que pienses y quiero que seas sincero. Hasta entonces, te pido que te retires.

-Pichón, ambos sabemos que nos necesitamos, que no puedes alejarte de mi, que me deseas, tanto como yo a ti...Por favor no hagas ésto, no me haré respondable de como vaya a reaccionar luego.

-Q-qué estás queriendo decir?- las palabras me salieron atravesadas, luego de ver cómo su mirada se encendía y se oscurecía, ocultando secretos, y promesas de pecados que estoy segura, que lo dejaría cometer sin necesidad de que insista demasiado. Su labio se curvó en una sonrisa ladeada, y el reflejo de la luna en sus ojos, hacía estragos con mis nervios. Hbaía un huracán en mi estómago.

¿Desde cuándo una situación que debía ser seria, se volvió candente? Si antes me quejaba, de que éste hombre, podía distraerme de cualquier objetivo, estoy segura de que justamente ahora, me tiene entre sus manos. Y peor aún: el lo sabe.

¿Cómo lo hace? Soy carne debil ante su sonrisa perfecta...lo único que quiero es tomarlo, besarlo, hacerlo mio, de una manera en la que jamás me atrevería a intimar, sin un conocimiento adecuado previo. En mi interior se debaten la moral y el deseo, en un juego de nunca acabar, que se siente como una montaña rusa, con subidas y bajadas profundas, de las sensaciones que produce mi estómago al verlo acercarse a mi, susurrando mi nombre y palabras de amor, que probablemente ignore en un día normal y serio, pero bajo la noche, luego de sus declaraciones, y de ver como apoya sus manos en mis caderas, haciendo círculos suaves con sus dedos en mi piel, soy tan vulnerable, como masa moldeable que se ajusta a sus deseos.

-Tu eres mi indefenso pichón, que juega con fuego entre mis garras. Pero eres solo mia, mia, mia y de nadie más. Y voy a conducirte a la locura, si es lo que hace falta para hacerte recapacitar.

Enterró su rostro en mi cuello, y su respiración sumada a leves roces de sus labios en el lugar más sensible de mi piel, hacen que mis piernas se vuelvan gelatina, y que necesite sostenerme de sus hombros. Ya no puedo más, pero tengo que detenerlo, antes de que llegue a mayores y que luego, ambos nos arrepintamos de lo que suceda.

-D-deamon...

-Eso es pichón, susurra mi nombre..- depositó suaves besos desde la base de mi cuello hasta mi mandíbula ida y vuelta sin parar.

-Deamon -suspiré.

-Así es, susurra mi nombre, haré lo que haga falta para que confíes en mi. Tu de verdad me importas, demasiado. Es por eso que haré las cosas bien -se separó lentamente de mi, inspirando, con los ojos cerrados. Al abrirlos, sus pupilas estaban dilatadas, pero en contraste, el verde de sus ojos brillaba más que nunca. Encendidos.-. Haré las cosas bien, lo prometo.

La Bestia DecideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora