Al sentarme en una banca,
siempre lo hago de lado,
como quien espera la llegada de su amada,
pero ella… ella no llega.
Al sentarme en una banca,
miro el reloj, nervioso,
como quien se impaciente ante la demora de su amada,
pero ella… ella no llega.
Al sentarme en una banca,
miro el cielo nublarse,
como quien se resigna a que su amada no llegue,
y ella no llega, no llega nunca.
Ella no llega
pues ella aún no existe,
no existe mas que en mi ansiosos anhelos.
Me pongo a pensar,
sentado en esta fría banca:
“¿por qué no ha llegado el amor
para este taciturno y solitario errante,
que recorre las calles buscando apaciguar su dolor,
su ansiedad, su constante sufrir?”,
pero a pesar de mi dolor, a pesar de que no exista,
no exista nunca,
aún espero,
nostálgico,
impaciente,
ansioso,
cansado,
y así la seguiré esperando.
¿Dónde estás amor de mi vida,
inspiración de estas sollozantes páginas,
pálidas,
que se irán con el viento?
¿Dónde estás ilusión
entre mis ilusiones?
¿Dónde estás?
¡Te anhelo!...
Y si estas palabras llegasen a ti,
Recuerda que aún te espero,
y te esperaré, pero…
por favor, ya no me hagas esperar.