La primera razón.

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Me gusta el piso y las paredes de blanco porque me dejan ser minucioso con la limpieza, me gusta el orden y el control... Monique está acostada sobre un plástico encima de mi mueble, de lejos, parece un mueble recién comprado y ella parece dormida. Omitiendo algunos detalles, por supuesto, como las cortadas en sus brazos y la sonrisa burlona que cruza su delicado cuello. 

Volví a tomar el desinfectante con olor a bebé, nunca he comprendido porque creen que eso realmente huele a bebé, a flores o a naranja; miro hacia el piso un instante y encuentro una mancha que había obviado deliberadamente, la mancha que marcó la muerte de Monique, sonrío lentamentamente mientras recuerdo su mirada de resignación...

-¿Cómo?

-¿Cómo que Monique?

-¿Cómo llegue aquí? y ¿Por qué no puedes ser un hermano normal y quererme? La reconciliación de familias y todo eso que se ve en buenas películas...

-Te drogaste con cloroformo. No huele a claveles, por supuesto, pero es entre dulzón y cítrico. Es usado para dormir. 

-Y...¿Lo del hermano normal?...

Volví a sonreír como antes, como en el carro y pude ver que su cuerpo se estremeció momentáneamente aunque trató de evitarlo o de ocultarlo... No estoy muy seguro. El cuchillo ya tenía sangre en la afilada hoja y unas pequeñas gotas manchaban mi piso, lo miré un momento y me acerqué a su oído, podía oír su respiración agitada y el latir acelerado de su corazón, ese último me molesto.

-Mira querida.. no tientes tu suerte. - Dije esto deslizando una vez más el cuchillo por su piel inmaculada, bueno, no tan inmaculada ya en realidad. 

-¡¿No puedes terminar de matarme y ya?!- Una vez más las lágrimas estaban a punto de aparecer y eso se me hizo tremendamente divertido.

-No, así no es divertido. - Reí desenfadadamentey entendió que me divertiría antes de verla morir, pero sin duda, moriría. - Monique, quien ama la libertad. Nuestra madre era toda una poeta, ¿no crees?... 

-No compartimos nada. Menos aun una madre.- Si, aún tenía agallas para retarme... Tonta.

-Compartimos mucho.¡Por eso estas aquí chiquilla!. - Un corte más.. un par de lágrimas tratando de ser reprimidas y ahora, ningún grito. Así que jugamos a ser fuertes. Veamos quién pierde primero los estribos. 

*

No esta vez, no le daría el gusto de oírme gritar una vez más... Mis lágrimas no pueden ser reprimidas porque siempre he sido una Magdalena, pero una Magdalena silenciosa. No voy a gritar de nuevo. Me mostraré fuerte, he visto que puede perder su control, quizá sufra más... pero por menos tiempo. Miró mi brazo sangrante, tengo dos cortes en el derecho y uno en el izquierdo. No sé mucho de enfermería pero sé que no son profundos y que no han hecho daño a ninguna vena importante. Sin embargo, escuece en sobremanera y más que para hacer daño permanente, parecen cortes que intentan servir sólo de castigo. El primero ya dejó de sangrar y el último hace un nuevo hilillo de sangre que sigue un recorrido a lo largo de mi brazo y cae gota a gota en el piso que hasta hace un rato era totalmente blanco. Siento mis lágrimas resbalar por mis mejillas y caer en mi regazo; una, dos, tres... pierdo la cuenta cuando giro una vez maás la vista hacia mi secuestrador y encuentro que está totalmente sumido en sus pensamientos... girando el cuchillo entre sus manos. La punta afilada presiona su pulgar sin llegar a penetrar su piel. Tiene la yema de los dedos manchados con mi sangre. Parece darse cuenta de que lo miro porque de repente parece ponerse tenso y levanta su mirada hasta mi. Esta vez es inconfundible. Encuentro locura en su mirada y me pregunto cómo rayos es capaz de ocultarla tan bien.

Asesino Perfecto.Where stories live. Discover now