CAPÍTULO 1. Recuerdos

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Desde el momento en que Bella había aceptado casarse conmigo, estaba contando los días, las horas, los minutos e incluso los segundos para que llegara el día que había esperado por más de cien años. Aun no podía creer que tuviera esta suerte. Que ese hermoso y frágil ángel hubiera caído en mis fríos y duros brazos, y aún así no quisiera irse de mí, jamás. Dispuesta a entregar su alma para poder pasar el resto de la eternidad a mi lado.

No, simplemente no lo podía creer.

Y cada vez que pensaba en el día que se acercaba a una velocidad increíblemente lenta, y a una increíblemente rápida según Bella, el sólo recordar que sería toda mía dentro de unas horas, me recorría un estremecimiento por todo el cuerpo, como una corriente eléctrica, sentía a Bella en mis brazos, sentía como su corazón latía contra mi inservible corazón. Parecía que el solo pensar en ella, en verla y tocarla, el tenerla tan cerca de mí, mi corazón muerto volvía a latir como nunca lo hizo en mi vida humana.

Esta tarde era la última noche que Bella y yo pasaríamos como novios. Mañana a esta hora de la tarde seríamos oficialmente marido y mujer. El solo pensamiento calmaba mis nervios, la ansiedad que sentía en el momento por salir corriendo a su lado y tenerla de nuevo en mis brazos. Tener la seguridad que estaba sana y salva de todos los peligros que la rodeaban y acechaban.

Sabía que no tenía nada porque preocuparme, ella había salido de mi casa sólo hace una hora camino a la gasolinera, habían sido ya varios días desde que Bella había puesto un solo pie en el pueblo. Mi hermosa y frágil Bella había estado disminuyendo siempre las oportunidades de ir al pueblo de Forks a cualquier costo, no resistía ni las miradas ni los chismes que corrían alrededor de nuestro repentino compromiso. Aunque me había insistido que lo único que la preocupaba era lo que su padre, Charlie, y su madre, Renée pensaran de nuestra boda, era obvio que no era todo lo que le preocupaba. La había convencido ya una vez de que no tenía importancia lo que la gente murmurara a nuestras espaldas, que no importaba que creyeran que habían otras razones para nuestra repentina decisión. Que en realidad, no era tan repentina, tenía meses insistiendo a Bella que aceptara mi proposición, y así darle lo que tanto deseaba, la eternidad a mí lado. Estas semanas, había sido un tópico de conversación casi diario, todos los días la veía encogerse en el asiento de mí carro al pasar por el pueblo camino a mí casa o a la suya.

Estaba seguro de que no había de que preocuparme, porque minutos antes de salir, Alice ya me había mostrado una visión de Bella camino a la gasolinera, me había asustado un poco el hecho de que casi se estampa en el volante del carro cuando apresuradamente aceleró para escapar de las miradas. Como siempre, mí reacción había sido un poco exagerada, y Alice tuvo que tranquilizarme, me mostró el resto de su visión con una sonrisa en el rostro. Porque nada serio pasó, y me tranquilicé al ver que llegaría a la gasolinera, e incluso haría plática con unos turistas que estaban pasando por Forks, impresionados del carro que Bella conducía. Casi tuve un ataque de risa cuando los miré tomándose fotos a lado del carro mientras que Bella se hacia chiquita dentro del asiento. Deseando que la tierra se la tragara, seguramente.

Tonta Bella, siempre tan tímida. Días después de que Bella había aceptado decirle a su padre, Charlie, que nos casaríamos, hice un trato con ella. Ansiaba el momento en que pudiera compartir todo lo que me pertenecía con ella. Después de un largo debate y quejas y más quejas de su parte, Bella había aceptado que al estar comprometidos y dentro de poco casados, todo lo mío era de ella. Así que le había ofrecido que al acabar la vida útil de su oxidada camioneta, le compraría un nuevo auto. Para su gran sorpresa, no había conseguido solo un carro, sino dos. El primero sería prestado hasta el día de nuestra boda, el segundo sería el que disfrutaría después de dejar sus días como humana atrás.

amanecer (de parte Edward Cullen )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora