Capitulo uno: Liam

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He vivido acá desde los once años, en esta horrible pocilga donde variadas ocasiones han abusado de mí, gente de todas las edades, razas y géneros...

Mi nombre es Liam van Gaillard hijo de una familia que fue camino a la ruina por los actos egoístas de mi padre, mi madre murió cuando nací, por lo tanto la responsable de mi educación fue mi abuela, de quien ahora no sé si murió por su neumonía o si tiene las fuerza para esperar mi regreso, el cual dudo mucho.

Sobre todo porque me encuentro atrapado en un edificio, conocido como el infierno, ubicado en la zona roja de Berna, fui raptado a la tierna edad de once años y puesto como Juguete sexual de los adultos, al principio fue traumático, ahora; mi cuerpo se ha acostumbrado un poco.

Han pasado diez años de mi estadía acá, no he visto la luz del sol y apenas si recuerdo como lucían las calles de la ciudad y para empeorar mi situación, Soy el más buscado por los clientes de este lugar de mala muerte; ya que, aún conservo la apariencia de cuando cumplí quince, por lo que muchos pedófilos de treinta y cuanta años me seleccionan prefiriéndome más que a Sergio o Marc.

Ellos fueron mis primeros amigos, y creo que los únicos ya que el resto de prisioneros, se han pervertido tanto, que solo me miran como su juguete. Sergio es español, se perdió acá cuando venía de viaje con sus padres, actualmente tiene 13 años y lleva con nosotros un año y es la victima favorita de hombres de más de cuarenta y cinco años.

Por otro lado Tenemos a Marc, el chico que llegó dos años después de mí, De nacionalidad Británica, algo rebelde, debido a que venía de familia adinerada, pero, al parecer tan desintegrada como la mía; y gracias a su impulsividad fue asignado para las y los depravados más fetichistas que venían al lugar.

Luego de un tiempo conocí a dos bellas chicas, Alma y Victoria, quienes son tan contrastantes, Alma es al bella latina, traficada desde hace unos tres años, con tan sólo doce de edad, la pobre chicuela, al igual que mi persona, creemos que saldremos de este agujero, algún día...

Luego vuelvo a ver a Victoria, una rusa pelirroja de gélidas facciones, pero de frágil corazón, toda una Tsundere diría Kim, nuestra veterana japonesa, de hecho su estado tan frágil la hace ser buscada más por clientas  de gustos lésbicos.

Los días se vuelven eternos en las instalaciones, donde no vemos más luz que la de las bombillas y las noches se nos vuelven casi como de una o dos Horas, muchos intentan escapar y mueren, los demás quedan lisiados de por vida, la única manera de poder salir es si alguien, cualquier cliente decide comparte para su uso personal.

Sin embargo, siempre hay excepciones, que son innegociables, como yo, que debido a mi gran fama de ser bonito e increíble en la cama me tienen recluido de por vida... sin embargo deseo que algún día eso cambie, tengo la fe que pronto saldré de este miserable lugar...

Me levanté trasnochado, como siempre, con un desagradable sabor de boca y con el cuerpo cubierto de chupetones y moretones casi imperceptibles, pero que aún dolían, maldecí por lo bajo, ese maldito Senador, siempre me deja mal cuando me visita.

Esperé en mi oscura habitación, para que uno de los mastodontes de Lord Vladislaus, el dueño de este prostíbulo de jóvenes, llegara a conducirme hacia el comedor, de la manera más brusca posible, para luego ser depositado a la mala, sobre un asiento de madera.

—Liam— saludó una vocecita que rayaba en la madurez y la inocencia; era el joven Sergio, con sus cabellos negro y ojos castaños— ¿Sabes lo que pasó con Marc?—

— No tengo idea, desde hace una semana no aparece por acá—intenté sonar indiferente debido a la presión que ejercían los guardias, las reglas en ese lugar eran terribles y demasiado intolerantes.

Crónicas de un juguete sexual, tomo 1: el escape (actualizando muy lentamente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora