* * *

Hubo un silencio largo, deje soltar un suspiro y los minutos pasaron. Ya realmente no me importaba si me dejaban hasta el anochecer amarrada en esa cama, tan solo quería estar sola, sin ningún vampiro que me observara. Estar exclusivamente yo en un cuarto me hacía sentir parcialmente plena, pero lamentablemente me hacía recordar a mi madre, lo que le había hecho, el error que había cometido.

Trague difícilmente mi orgullo y tan solo tuve dignidad en sacar a mi defensa el gran sacrificio que yo había hecho por ella. No volvería a traer un deshonor a la familia. Haría lo que querían pero con un juego del tu por tu.

—Eso haré —solté aire pesadamente—. No dejare que nos venzan mamá

Sonreí tras mis palabras y sintiendo de nuevo un silencio, un escalofrío me recorrió de pies a cabeza. Mi sexto sentido me indicó casi de inmediato que algo estaba acercándose. Intente enfocar mis oídos hacia los sonidos del fondo y ahí fue cuando mi corazón comenzó a golpear mi pecho acelerado. Unas pisadas estaban comenzando a sonarse despacio. Trague saliva, aguantando la respiración. A cada segundo, los pasos se intensificaban.

¿Quién estaba afuera?

Intente concentrarme, sintiendo la presión de mi corazón intentando salir de mis costillas. Teniendo las pulsadas de este mismo sobre mis oídos, como si intentara impedir que escuchara con claridad. Cerré mis labios, para que mi respiración no hiciera el más mínimo ruido. Voltee la mirada hacia el rabillo del ojo y fue entonces, cuando una sombra bajo el umbral me dejo en claro que lo que fuera que estuviera afuera, realmente era dentro donde deseaba estar.

La tensión disparo mi nerviosismo y el sonido de las llaves intentando abrir la cerradura me indujo a la terrible decisión de voltear mi mirada y parecer dormida. La oscuridad invadió mi vista y a la habitación, el perfume de un intenso y jugoso durazno.

Por default pude deducir que no era Liam de quien se trataba, pero entonces ¿Quien era la que había entrado al cuarto escarlata?

—Levántate —Aquella voz se alzo clara y enfurecida—. Se que estas despierta estúpida, así que será mejor para ti que abras los ojos de un vez por todas

Trague saliva inconscientemente y tras ello, hice caso omiso a la petición mal humorada que me indicaban.

Quien estaba de brazos cruzados y mirándome de mala gana, tan solo era Marilyn, la vampira que me había ayudado a irme a casa unas cuantas semanas atrás.

—¿Quién te da derecho a mirarme? —soltó quejumbrosa y cascarrabias— Quita tu asquerosa mirada de mi cuerpo, basura

Ante su comentario, tan solo baje mis ojos al suelo y fue entonces cuando, en silencio, esta comenzaba a quitarme las esposas que me aprisionaban.

—¿Por qué estás?

—Ni te creas que te vengo a salvar perrita —Aclaró con burla—. Tan solo vengo a bañarte...

—Entiendo... gracias

Escuche como resoplaba, pero igualmente me ayudo a pararme.

El aire se me fue cuando mi pie toco la madera del suelo y ella noto como me temblaron las piernas. Respire con fuerza y con lagrimas sostenidas en mi rostro, tan solo comencé a caminar con un dolor parecido a cuando uno hace tanto ejercicio que amanece totalmente martirizado de todos lados.

Así o peor me sentía.

Marilyn por otro lado, no se detuvo a ayudarme, tan solo me abrió la puerta del baño para que entrara con mi propia voluntad hecha pedazos. Sabía de todas formas que no recibirá apoyo de ella, pues su actitud y personalidad así lo marcaban.

Era vampiricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora