Gaviotas que ensucian su propio nido

Comenzar desde el principio
                                    

diagnosticado el VIH. Pero ante todo soy superviviente de la raza humana".

Al final, un cáncer asociado al sida acabó con su vida el pasado 16 de noviembre, a los 55

años, aunque hasta ayer la noticia no empezó a circular por los foros de activistas. En los últimos

meses, Carlos Alberto narró con pelos y señales sus ingresos, sus recaídas, la quimioterapia, la

atención que recibía.

No era un alarde masoquista: se trataba de la muestra más extrema de su ejercicio de

visibilidad, de su salida de todos los armarios (el de la homosexualidad, el del sida). Siempre con

voluntad de construir. Porque para Carlos Alberto -polemista inagotable y activista insaciable- todo

lo que le sucedía era motivo para emprender una nueva lucha. Si conocía a un gay exiliado por su

condición, removía Roma con Santiago para conseguirle papeles; si se trataba de una persona con

problemas mentales asociados al sida, no paraba hasta que los médicos se interesaban por él. Por

eso a nadie le extrañó que su último proyecto fuera crear una asociación de personas con cánceres

relacionados con la infección.

La inercia pide que se diga "con la infección que él padecía", pero probablemente habría

que decirlo al revés, que "la infección le padeció a él", porque nunca dejó que se apoderara de su

vida. Como con más o menos paciencia le padecieron en el Partido Popular (no dudaba en acudir a

Manuel Fraga, Ana Mato, Ana Pastor o Mariano Rajoy si la situación lo requería) o sus compañeros

de activismo, que tenían que lidiar con su catarata de propuestas.

Tampoco los periodistas nos libramos de su vehemencia, fuera para criticarnos o para

alabarnos, para denunciar o amagar. Fueron famosas sus amenazas de sacar del armario a algunos

prelados cuando estos se movilizaron para impedir que se aprobara la ley que permitía el

matrimonio entre personas del mismo sexo, aunque luego prefiriera ser discreto.

Cuesta borrar su móvil de la agenda. Porque hay algo seguro: a poco que pueda, Carlos

todavía llamará para contar si por fin está en un lugar sin discriminación de ninguna clase.

EMILIO DE BENITO (El País).

5

Un activista gay en el PP

Fue un singular y apasionado militante por los derechos LGTB. Lo conocí en algunas noches (años

atrás) del madrileño Chueca. Lo que llamaba la atención en este hombre delgado y peleón, era su sed de

justicia y de libertad. Había sido seminarista y militar, pero la primera opción la dejó y de la segunda le

expulsaron (siendo capitán) porque la homosexualidad fue ilegal dentro del Ejército español hasta 1986. Pero

Biendicho nunca habló mal del Ejército. Aunque decía pestes contra la atrasada Iglesia católica de ahora

mismo (según él llena de homosexuales) y contra el Partido Popular en el que, sin embargo -nunca nos

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Invalid date ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Gaviotas que ensucian su propio nidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora