Capítulo 14: "seguro", sí, como si tuviera tanta suerte...

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Bass apenas podía contenerse de reír mientras veía cómo los brujos seguían intentando en vano coger la moneda pegada al suelo. Nada como frustrar a un buen puñado de seres mágicos desde la primera hora de la mañana. Yo, por otra parte, no podía dejar de sonreír al ver el video que se había hecho viral de lo sucedido con James. No era como si alguien pudiera reconocer a Bass, pero era imposible no reconocer al hijo del magister. Este material valía oro, definitivamente. James nunca más volvería a intentar algo con una chica sin recordar este trauma.

—Eres el mejor cambiaformas que conozco —dije.

—Alguien tiene que recordarles cada tanto que no son los seres superiores que se creen y no pueden hacer cualquier cosa que se les antoje —respondió Bass—. De las dos especies nosotros somos los descendientes de un Dios. Sin su magia no son nada.

Miré la moneda que era la causa de frustración de muchos estudiantes. Los brujos parecían indignados porque esta no se moviera con un gesto de sus manos. Realmente no eran nada sin su magia. ¿Verdad? Los brujos eran capaces de hacer cualquier cosa con sus poderes, romper la barrera de la lógica y lo posible sin esfuerzo alguno, pero si perdían su magia no eran más que niños mimados que no sabían cómo actuar en el mundo. Como cualquier criatura mortal no comprendían que las ataduras y dependencias a lo que creían eterno no eran más que inconvenientes. ¿Qué harían si alguna vez perdían sus poderes? Un brujo sin magia era un brujo muerto. ¿Pero un cambiaformas sin poder cambiar de apariencia? Sabíamos manejar la espada, podíamos engañar sin esfuerzo y nuestra astucia era desarrollada desde niños con nuestras travesuras.

Bass se despidió de mí, tanto como adoraba pasar tiempo con él sabía que debía prepararse para dar clase. Era en momentos así cuando no comprendía a qué se refería Holland al intentar explicarme lo que los brujos entendían por almas gemelas, o por qué existía solo una. En palabras de ella, Bass era mi alma gemela, nos complementábamos y entendíamos de un modo que nadie más podía hacerlo, y manteníamos una profunda relación que ni siquiera el paso del tiempo y la separación había desgastado; pero no había ningún tipo de amor romántico entre nosotros. ¿Entonces cómo se llamaba a eso? ¿Por empezar qué demonios entendían los brujos por almas? Sinceramente, no me arrepentía de haber pasado las horas de clase sobre sociedad y creencias de los brujos durmiendo en el último banco.

Tanto como me hubiera gustado darle una lección a los niños sobre cómo instaurar el caos, un mensaje-gruya me atacó a mitad de camino. Y por me atacó, me refiero a que realmente lo hizo. Era imposible ignorar a esos malditos pájaros de papel sin que comenzaran a picarte para llamar tu atención. ¡Y pocas cosas eran peores que el pico de una gruya de papel! Lo atajé molesta con una mano y apenas logré contenerme de romperlo en mil pedazos y prenderlo fuego como tanto deseaba. ¿A qué enfermo se le había ocurrido que era una buena idea enviar mensajes de este modo?

El punto de exclamación de parte del magister nunca era una buena señal. Era mejor terminar con este asunto de una buena vez en lugar de ignorarlo. Increíblemente, no pasaba un día sin que terminara en la oficina del magister. ¿Y ahora qué había hecho? Suspiré mientras hacia todo mi camino hasta el lugar en el cual pasaba más tiempo que en mi propia habitación. Quizás debería dejar una almohada en la oficina del magister e instalarme allí definitivamente. Esta vez el secretario ni siquiera levantó la vista. ¡Bien, el sujeto estaba aprendiendo!

Entré a la oficina y casi al instante me arrepentí. No fue por la seria y amenazante mirada del magister, una que nunca antes le había visto utilizar conmigo a pesar de mi conducta y todo lo que podría haberle dicho al sujeto. Tampoco por la presencia de Robin quien también estaba lejos de lucir como acostumbraba, su infantil diversión y sus juegos completamente a un lado mientras observaba todo desde donde estaba apoyado contra un muro lejos de la escena principal. Fue por la mujer en el centro con un uniforme azul y plateado que reconocí enseguida.

Ni lo pienses (Trilogía Nina Loksonn #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora