5. Words

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Hablamos mucho, pero no siempre entendemos el valor de las palabras. Una palabra puede ser más potente que una lluvia de misiles, porque una palabra dicha, o no dicha, gritada o susurrada puede desatar una revolución.

 Uno no se da cuenta de todo lo que tiene para decir hasta que empieza a decirlo. Las palabras están ahí, atrapadas en tu cabeza, quieren salir, quieren ser dichas, quieren ser gritadas.

Para eso sirven las palabras, para ocultar lo que sientes. Uno cree que las palabras dan respuestas, pero dan algo más poderoso: preguntas. Decir algo es muy potente, pero más potente aun es no decirlo. Porque el silencio también tiene palabras, pero son palabras guardadas, elegidas, que esperan pacientes el momento de ser reveladas.

Sin palabras no hay silencios. Y sin silencios no hay palabras.

 

Estaba metida en el coche, totalmente en shock, después de que Theo me hubiera salvado de una muerte segura.

Antes de que me diera la vuelta por completo cuando el rebelde me estaba apuntando con la pistola, Theo le golpeo y luego lo desmayó con un aparato negro que tenía forma de mando a distancia. No sabía de la existencia de esos elementos pero se veían bastante útiles.

Cuando entramos en el Dreamland fuimos directamente a la zona de control en un gran edificio donde se controlaba todo el lugar y todo lo que sucedía dentro del muro. Allí ayude a Theo a bajar al rebelde (que aun seguía desmayado) del coche, colocándolo en una silla de ruedas y cubriéndole con una tela que sacó del maletero.

— ¿Por qué le ocultas?

— Es peligroso que estés aquí Allie. Ve a dormir, mañana nos vemos ¿vale? Descansa y no te preocupes, ya estas a salvo.

Me dio un beso en la frente y se fue, llevándose consigo al rebelde. Pero dejó caer algo en su trayecto hasta la puerta y me esperé detrás del coche hasta que entró en el edificio para acercarme a ver que era.

Se trataba de una cartera y un móvil que supuse que eran del rebelde. Los guardé rápidamente y me dirigí hasta mi habitación. Estaba amaneciendo y me moría de sueño pero la curiosidad era mayor aun así que me encerré en el baño y saqué la cartera del bolsillo trasero de mi pantalón.

La abrí y empecé a inspeccionar todo, empezando por el carnet de identidad. Efectivamente era del rebelde. En la foto salía con su característico pelo rizado y alborotado, serio, mirando fijamente a la cámara con unos ojos verdes preciosos. No podía negar que era increíblemente guapo.

Era dos años mayor que yo y su nombre era Harry Styles. Sonreí. No es que tuviera precisamente un estilo brillante, al menos cuando yo le había visto. O quizás era porque los rebeldes no tenían muchos recursos.

Saqué el carnet para darle la vuelta y leer el nombre de sus padres dejando caer algo al suelo. Me agaché y vi que era una foto. Le di la vuelta confiada en que sería de alguien de su familia o de el mismo pero lo que vi me dejo helada.

~0~

Me di una ducha rápidamente antes de salir con Zayn y Liam a buscar a la muda y también a Harry, porque era muy raro que aun no hubiera vuelto.

Les conduje hasta el lugar donde la había dejado atada al árbol pero allí no había nadie. Me cago en la puta.

— No me jodas que Noelle tenía razón — Zayn me miraba atónito.

— ¿Eres gilipollas? Os juro que la he dejado aquí hace media hora joder.

De repente se escucharon unos pasos y de la nada salieron tres guardias apuntándonos con pistolas y acorralándonos.

Under Pressure (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora