Capítulo 06

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Mis queridos lectores!!!!!!!!!!!

Siento la tardanza, como dice mi tía: Si no es chana es Juana. En fin, les dejo este pequeño capítulo. Espero les guste. No olviden pasarse por el facebook y regalarme un me gusta, o visitar el blog. Les dejo los links. 

SIGUIENTE CAPÍTULO: MAÑANA POR LA NOCHE. 

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Sofía

 

¿Alguna vez has visto esas comedias románticas en las que al final todos son felices? Yo sí. ¿O tal vez leído algún libro donde todo se resuelve al final? Yo sí. ¡DIOS! ¡COMO AÑORO ESO!

Siento como los segundos se convierten en horas y la maldita mirada de superioridad de esos buitres no me ayuda a calmarme. Tengo un gran vacío en el estómago, mi cabeza duele, mis ojos están cansados de tanto llorar y por más que lo intento, no puedo parar el temblor en mis manos.

Estoy con Andrea, sentadas en la sala mientras nos dan un veredicto. Y aunque odie admitirlo, como desearía que Francesco estuviera a mi lado. Por cuestiones de trabajo, él tuvo que partir a Italia la noche anterior, no sin antes disculparse por no poder estar presente en el juzgado. Pero lo entiendo, no tendría por qué estar aquí.

Y mientras esperamos, sigo recordando y reprochándome este estúpido acuerdo. Las últimas semanas han sido una mentira. Y en varias ocasiones recordé las palabras de mi abuela cuando me decía que tarde o temprano las malas acciones te pasan factura, ya sea física o mentalmente.

¡Dios! Esto es peor.

Cada día desde la bod,a hemos tenido que actuar como dos estúpidos adolescentes enamorados, tomados de las manos, ya sabes, con cariñitos y toda la cosa. Tampoco pienses que soy una amargada o algo así, no. Pero no soy del tipo que le gusten las DPA. Y Francesco lo es…o al menos eso aparenta. En cada oportunidad me besa, me abraza, me sonríe como estúpido y todas esas cosas cursis.

¡Mierda! ¡Si sueno como amargada!

En fin.

Siento como Andrea llama mi atención y se levanta. Tambien veo como los dos buitres se levantan y observan como los dos abogados entran a la sala.

Y espero.

Y espero.

Tras varios minutos después nos llaman. Entro y me siento al lado de Andrea. Ella no me mira.

—Buenos días señores. Después de analizar las condiciones de cada parte hemos llegado a una conclusión. El niño Santiago Olmos Ypresian queda bajo custodia compartida. Los antecedentes de las dos partes nos muestran que los Señores Olmos están más capacitados para cuidar al niño….

No escuche el resto.

Sentí como todo se puso negro. Me sujete a la silla con todas mis fuerzas, quería vomitar. Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos y lo único en lo que pensaba era que le había fallado a mi hermana… ¡MIERDA! ¡Me había fallado a mí misma! Levante la mirada y vi al juez. Quería matarlo. Podría hacerlo si quisiera. Me sentí como un tiburón cuando huele sangre, quise abalanzarme hacia el imbécil y ¡Aaaaahhhhh!

Algo me regreso a la realidad de mi sangrienta masacre. Andrea se levantó y dijo algo que no escuche, trate de volver y alcance a escuchar al juez:

—Cierto. Gracias, abogada.   La custodia será compartida. Los fines de semana serán para la señora Ciampi y el resto para los señores Olmos. Sin embargo, la cláusula del testamento donde se especifica que la herencia del niño estará a cargo de los tutores ha sido negada. El albacea de la herencia del niño Olmos queda bajo la custodia de la señora Ciampi.

Juro que vi como la estúpida sonrisa de esos buitres desapareció. Sus ojos estaban muy abiertos y la bruja no pudo ocultar la mirada de odio dirigida al juez.

—¿Y cómo se supone que vamos a mantener al niño? —Pregunto la bruja.

—Se ha otorgado una cierta cantidad, cada mes la señora Ciampi deberá proporcionárselas. Ambos lados tendrán visitas continuas y aleatorias de cuidados infantiles para velar por la salud física y emocional del niño. Sin nada más por el momento. El caso se cierra.

Andrea me dio un papel con la cantidad exacta de dinero. Me reí internamente. No era lo que esos perros esperaban. Y tal vez me hubieran quitado a mi angelito, pero Si y estoy tan jodidamente segura que la trabajadora social se daría cuenta, esos dos pierden la custodia, yo recuperaría a mi pequeño y además velaría por la herencia de mi hermana.

—Sofí… —Me llamó mi amiga. —Lo siento mucho. Lo intente. Pero esos dos perros alegaron que con tu trabajo y tu matrimonio fuera del país sería muy complicado para ellos ver a Santiago. ¡Mierda! ¡Alegaron que están muy enfermos, y hasta presentaron una prueba médica! El juez les tuvo compasión. Perdón amiga. Te juro que jamás me perdonare por haberte fallado…

—No. Basta. —Suspire atragantándome con mis lágrimas. —Tú no tuviste la culpa, estoy segura que esos dos hicieron algo…pero te juro que lo voy a averiguar. Oye… ¿Crees que pueda ver a Santi antes de que se lo lleven?

—Veré que puedo hacer.

Andrea salió y me quede sentada. Sola. Mis tan normales monólogos internos no aparecieron. No podía pensar en nada. Me sentía vacía. Triste. Solo quería ver a mi angelito.

 

FRANCESCO

Me quite el maldito saco y lo lance al suelo. Quería matar al imbécil de Gulio.

¡ERA UN IDIOTA!

¿Acaso estaba loco? El muy imbécil. Saque la botella de Whisky y le di un trago. Me senté en la sala y seguí maldiciendo al estúpido. Ahora yo tendría que resolver los problemas en los que nos había metido.

El muy imbécil había vendido los planos del nuevo hotel en Paris a la competencia. ¡LOS PUTOS PLANOS! Gracias a eso, la junta directiva vendió sus acciones de la empresa y ahora yo quedaba como único heredero oficial. Le di otro trago a la botella. Debería estar feliz. Ya no había ninguna maldita cláusula que obedecer. Ya no había nada que me uniera a Sofía. Pero ese estúpido había vendido los planos en los que YO había trabajado por dos años. Haría que llorara lágrimas de sangre. Mi teléfono sonó y reconocí el número. No estaba de humor, pero sería grosero si no contestaba.

—¿Diga?

—Hola guapo. ¿Cuándo llegaste? Si me hubieras avisado nos la estaríamos pasando muy bien.

—Lo siento, Samantha. No tengo ni tiempo ni ganas.

—¡Pero que amargado! ¿Tan horrible te fue en New York?

¿New York? Cierto.

Les había hecho creer a todos, incluyendo a mi familia, que había ido de vacaciones a New York.

—Solo estoy cansado, lo siento. Te llamo después.

Y colgué. Sabía que me había ganado uno de sus berrinches seguidos por una buena sesión de sexo. Solo con pensar en ello me puse tan duro que tome la botella y me fui a la bañera. Con la botella en el lavamanos, mi ropa esparcida por el suelo y el agua caliente entre listo para complacerme. Cerré los ojos mientras recordaba una de tantas noches compartidas con Sam.

Varios minutos después, salí del baño. Desnudo. Mis sabanas me llamaban. Me abalance sobre la cama y cerré los ojos. Escuche un ruido y desperté súbitamente. La luz se encendió y la vi.

Samantha parada frente a la cama. Desnuda y lista para mí.

Y paso. Y no me arrepiento.

 

 

 

 

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