Retroceso.

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Benjamin Preston estuvo de pie frente a la majestuosa casa de Vanessa durante más o menos veinte minutos antes de tocar el timbre. Se pensó bastante bien las cosas que diría al encontrarse de nuevo con aquella mujer que se alimentó de él y lo mantuvo captivo por varias horas, a menos que él tuviera relaciones con ella. La verdad, una vez que pisó Boston, Benjami Preston no supo que hacer.

Con dos maletas repletas de ropa, que para él no pesaban en lo absoluto, caminó a través de la enorme ciudad, tratando de mantenerse siempre en la sombra. No quería que alguien lo reconociera por las noticias que habían recorrido todo el país, incluso tal vez el mundo entero. Un asesinato así de violento como el que había ocurrido en aquella casa no era algo común, por lo que el chico no se sorprendió cuando vio en los periódicos que aún rondaba la noticia, a pesar que habían pasado unos cinco días.

Tenía suficiente dinero para tomar un taxi, pero no quiso hacerlo. Primero, porque las maletas no le estorbaban, y segundo, porque no estaba para nada cansado. El día en que regresó de la muerte y entró a su antigua residencia de estudiantes, se dio cuenta que era completamente incapaz de dormir. Había hecho una buena elección al cubrir todas las ventanas con pintura, pues estuvo en vela total. Después de todo, una de las pocas cosas que Benjamin sabía acerca de los vampiros era que el sol era su perdición. Esa ahora era su prioridad: No morir hasta cumplir su objetivo.

Durante su espera frente a la casa de Vanessa, pudo escuchar los gritos de una chica, ahogados por el crepitar de unas llamas.

'Seguramente tiene la chimenea encendida. Al igual que la última vez' pensó Benjamin, recordando cuando él era la víctima en aquel estudio, rodeado por las enormes llamas de la chimenea. Aunque lo curioso era que esta vez era verano, así que no había necesidad alguna de encenderla.

También se dio cuenta que de algún lugar de la casa, un olor repugnante le llegaba. No era la chica, pues el olor de su sangre era bastante agradable. 'Tal vez' pensó ' hay un cadáver escondido por ahí. O quizás la chica lo tiene muy cerca, o lo está viendo.'

Otro hecho curioso era que, además de los aromas de la chica asustada y el cadáver, había otro muy distinto a los otros. Era un olor agridulce, tal vez ácido o floral, que a Benjamin le evocó al olor de las flores mezclado con el de formol, el mismo que está impregnado en las paredes de una casa funeraria. 'El olor de la muerte. Vanessa.'

Por fin comenzó a caminar hacia la puerta. Las dudas se iban asomando en su cabeza, haciendo que se hicieran más cortos los pasos. Pensaba en si Vanessa lo reconocería, si lo dejaría quedarse en su casa, y lo más importante: si le enseñaría todo lo que sabía acerca de ataque y defensa.

Por fin llegó hasta la entrada, pero un segundo antes que tocara el timbre la puerta se abrió. Una mujer alta, delgada y sumamente pálida, con el cabello corto como un chico, a excepción de un flequillo de cabello lacio y negro que le caía en la frente. Tenía un piercing en la delgada ceja izquierda, y justo bajo ellas estaban los ojos más asombrosos que alguien podría tener. Unos ojos color verde esmeralda, tan vibrantes y llenos de energía... O tal vez de sorpresa.

-¡Oh por Dios!- exclamó Vanessa con su voz normalmente profunda alterada por el asombro. Su boca estaba abierta ligeramente.

-Hola, Vanessa. Espero que me recuerdes.- dijo Benjamin en tono neutro.

-¡Benjamin, estás vivo! O bueno... Mejor dicho, estabas vivo.- dijo Vanessa en el mismo tono asombrado. Estiró un blanco brazo hasta el hombro del chico y lo arrastró hasta el interior de la casa, donde le dio una especie de abrazo, aunque a Benjamin le pareció más un apretón.

Entonces, Vanessa si lo recordaba. O a lo mejor se había enterado de la masacre de los seis estudiantes en la cercana ciudad de Nueva York y al ver su nombre se percató que había sido el mismo chico que había atacado en el parque una helada noche de invierno. Lo segundo le pareció lo más probable.

Vrykolakas: La Venganza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora