Capítulo 14

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El teniente Jin se sujetó con todas sus fuerzas al suelo de la SSV Laos. La desacoplación forzosa de la nave hostil había provocado una inestabilidad en el acorazado. Ahora el inmenso agujero que tenía en el casco se había abierto al espacio.

 Y todo se hacía añicos, la estructura se retorcía y se despedazaba rápidamente. Los pocos cadáveres que quedaban volaban con los restos hacía el espacio exterior.

 Las botas magnéticas de Jin, le ayudaron a incorporarse, y a duras penas a andar para reincorporarse a la Nilo.

 Ahora que estaba dentro. Era el oficial al mando.

 —Teniente—dijo un joven oficial de comunicaciones—. Los quarianos informan de que una de sus naves ha roto la formación. Aseguran que en su interior están los quarianos pertenecientes al grupo de Leesa.

 El Capitán Lulek, aparentemente había desobedecido la orden del almirantazgo, había robado una nave clase crucero, y había abandonado la formación.

 Jin sabía a donde se dirigía, regresaban a las Lunas de Fathar, donde según las visiones que tuvo en la nave, estaba enterrada el arca. Y sin ninguna duda la nave hostil estaba iniciando su persecución.

 Hizo que el Timonel tomara rumbo hacia Fathar.

 Jin, abandonó el CDM y se dirigió a la clínica. Leesa seguía inconsciente, dentro de una cámara hiperbárica especial que habían adaptado a una camilla. Llevaba una fina sabana encima. Pero el resto del cuerpo, era el quariano autentico. Era a la vez fascinante y terrorífico observarla.

 Temía por su vida.

 Las alarmas de la SSV Nilo se activaron. Y toda la nave se puso en alerta roja. Jin se acercó con premura a la cabina de pilotaje.

 —¿Timonel?—dijo a tiempo de ver por la ventana y por los radares lo que les esperaba frente a ellos.

 Toda la flota Batariana se encontraba allí.

 Decenas de acorazados, cientos de cruceros, y varios miles de naves de todo tipo. Pululaban en posición de ataque las lunas y planetas del sistema.

 —Señor, por fin tenemos pruebas de que los piratas batarianos trabajan para la hegemonía—dijo sonriente el piloto.

 Jin lo había pensado, sin duda, fueron los piratas quienes solicitaron auxilio. Pero toda la maldita y jodida flota de la Hegemonía estaba agrupada allí.

 —Es una pena que no sobrevivamos para informar—contestó el teniente ampliamente afligido.

 —La nave quariana parece que consiguió atravesar el bloqueo—decía el piloto mientras tocaba partes del radar—. Su localizador lo sitúa en las inmediaciones de la luna.

 La flota batariana ya sabía que estaban allí. Una nave humana en el peor sitio en el que se podría encontrar. Sin duda, fueran inocentes o culpables, la hegemonía dispararía y luego preguntaría.

 El timonel hizo maniobras evasivas, cuando uno de los cruceros disparo varios misiles. Su idea era abandonar el sistema, pero Jin esperaba que la nave hostil hiciera acto de presencia. No iba a abandonar al coronel a su suerte.

 Varios cruceros batarianos se alejaron de la formación y se dirigieron rumbo a la SSV Nilo, la persecución se hizo eterna. Por cada ráfaga de disparos, tenían que hacer más y más maniobras.

 Jin descubrió que el piloto, era muy bueno. Se movía rápido y decidía en el momento justo.

 —¿Cómo se llama timonel?

 —Bob—dijo secamente el piloto.

 —Bien piloto Bob. Si nos logra sacar de esta, le invitaré a al mejor whisky de la tierra.

 Una nueva andana de ataques hizo que Bob dirigiera la nave con presteza y agilidad, parecía muy nervioso.

 —Se lo agradezco teniente. Pero somos un ratoncito en una pequeña madriguera. No sobreviviremos más tiempo.

 Jin asintió, el piloto tenía razón. Una pequeña nave contra toda una flota. Por suerte los batarianos parecía que no se lo tomaban en serio, daba la impresión de que jugaban con la SSV Nilo.

 El teniente meditó todas las opciones. Sabía que era una misión arriesgada. Una misión suicida. Y esta era la primera vez que comandaba una nave. Se preguntaba una y otra vez que habría hecho el Coronel en su lugar.

 Al fin se decidió.

 —¡Timonel, acérquenos lo máximo posible a esa luna. Tengo que detener a los quarianos sea como sea!

 El timonel puso rumbo a una de las lunas de Fathar. Pero era más fácil la teoría que la práctica. El grueso de la flota batariana estaba entre ellos y la luna. Y no parecían muy dispuestos a dejarles pasar.

 El teniente salió de la cabina en dirección al muelle de carga. Elegiría a dos soldados y harían una incursión en esas ruinas. No permitiría a los quarianos poner en marcha el arca.

 Un misil impactó de lleno en la SSV Nilo, y todos los que no estaban atados a los asientos salieron disparados. El teniente chocó contra el techo, cuando la terrible sacudida embistió la nave entera.

 Y todo empezó a dar vueltas. La presión en cabina subió, holo pantallas y chismes se hacían añicos y estallaban, la estructura metálica sonaba y chirriaba. La nave había entrado en barrena, y daba vueltas a velocidades alarmantes, y cada vez más rápido.

 El teniente había conseguido agarrarse a una tubería candente. Y por cada giro que daba la nave notaba más y más como su cabeza iba a explotar.

 La presión se hizo insoportable. La fuerza de la caída, había pasado rápidamente de 2G, a 5G, y ahora iban por 10G, y subiendo tan deprisa que era imposible medirlo. El cuerpo humano no estaba preparado para soportar más de 16G durante tanto tiempo.

 Si no lo solucionaban pronto iban a morir aplastados por la propia presión.

 Un ruido zumbó por toda la nave. Y después hubo un fuerte y brusco impacto. Y Jin salió disparado por la nave hasta estrellarse nuevamente en la cabina del piloto.

 El piloto Bob había conseguido estabilizar la Nilo. Había conseguido salvarles.

 —Los motores vuelven a funcionar, señor—dijo enérgicamente el timonel—. Pero hemos quedado ampliamente dañados, no vamos a poder sobrevivir a otro ataque, señor.

 —¿Qué es lo que ha pasado?—preguntó Jin, le sangraba la nariz y los oídos, y se había dado un buen golpe contra la cabina del piloto. Pero seguía en pie como si nada.

 —Lo que ha pasado señor es que nos ha alcanzado un misil, EMP, que ha desactivado totalmente los escudos cinéticos y el núcleo del motor. La siguiente que vengan vez solo tendrán que llamar a la puerta.

 —Contacta con el mando de la Hegemonía, informales que estamos en misión de rescate, y que  nos rendimos de inmediato.

 El piloto tocó unos cuantos botones, y comprobó otros tantos. Después de unos segundos mirando sensores y pantallas, suspiró e informó.

 —Señor, la Hegemonía ha cortado todas las comunicaciones. Ni podemos contactarles a ellos, ni contactar con la Alianza,

 —Eso es grave—dijo Jin solemnemente—. Tenemos que desalojar la nave, con un poco de suerte las cápsulas aterrizaran en la luna.

 Lo único bueno que había tenido que entraran en barrena era, que tal maniobra les había acercado hasta la órbita de la luna de Fathar.

 —Ya es demasiado tarde—dijo Bob mientras señalaba en parte el radar, en parte el visor que tenían delante. Se podía ver perfectamente un crucero desplegado delante.

 Ese era el final.

Mass Effect: The old arkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora