Capítulo 13

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La cascada de imágenes le había revelado unos datos que resultaban totalmente desesperanzadores. Aquella nave era la única protección que habían tenido las especies orgánicas de los destructores de mundos. Y la habían destruido.

El arca de la vida del cual hablaban las leyendas Quarianas no era otra cosa que una nave cuyos habitantes absorbían especies y mundos, hasta destruirlos completamente.

Eran a su vez creadores y destructores de toda la vida.

Germinaban planetas muertos hasta convertirlos en mundos jardín a lo largo de la galaxia para después recoger su cosecha.

Pero en esa espiral de muerte y destrucción una especie les sobrevivió. La misma especie que fabricó esta nave. La misma especie que consiguió atraparlos y mantenerlos aislados hasta ahora.

Y los humanos habían destruido la única protección que les quedaba.

El arca debía de seguir enterrada en la luna de Fathar donde los quarianos la descubrieron.

Sin querer habían desatado un poder destructivo inimaginable.

Tenían que destruir el sistema Fathar.

Jin se levantó vigorosamente y enseguida notó sangre recorrer su cara. Tenía una pequeña brecha en la ceja. Buscó a su agresor por la sala.

Pero allí solo estaba el coronel.

Inspeccionó con la mirada la estancia de arriba abajo y percibió movimientos tras el coronel, alguien estaba agachado tras la máquina infernal que apresaba al soldado.

Se acercó con su arma cargada y lista, pero no estaba preparado para la imagen que vio.

Leesa estaba de rodillas, completamente desnuda y manipulando extraños aparatos de la máquina infernal.

Nunca había visto una belleza semejante. Incluso en esa situación de tensión y desesperación, se paró a observar las curvas de la chica.

La muchacha era bella, un cuerpo esbelto y bien formado, su piel tersa y ligeramente amoratada le daba un aspecto radiante. Jin perdió el sentido y se acercó a tocarla el hombro.

Y Leesa reaccionó.

Le golpeo ágilmente la rodilla, he hizo que Jin perdiera el control, y cayera de bruces. El teniente estaba contrariado, desconocía por qué Leesa le atacaba. Intentó defenderse sin usar las armas, y la armadura le ayudó perfectamente a sujetar el cuerpo desnudo de la quariana.

Forcejearon violentamente unos minutos hasta que la quariana, cansada de no poder zafarse de los brazos de Jin, se rindió y habló en un idioma desconocido, para seguidamente quedar totalmente desmayada.

Allí se encontraba Jin, con el cuerpo desmayado de Leesa en sus brazos.

La soltó delicadamente y comprobó sus constantes vitales. Estaba viva, y parecía inmersa en un profundo sueño. Se ruborizó al observar nuevamente el cuerpo desnudo de la quariana.

Aun en esa compleja situación Jin no pudo abstenerse de mirar las curvas de la mujer quariana.

Era una bella mujer, y su anatomía era increíblemente parecida a la de las mujeres humanas.

Se incorporó e intentó nuevamente sacar al coronel de esa máquina. Pero las venas que se incrustaban en sus ojos estaban bien sujetas. Daba la impresión de que si seguía tirando podría provocarle al coronel daños irreparables.

Observó detenidamente a su alrededor en busca de una respuesta, de una solución.

Todo estaba rodeado de protuberancias azuladas en forma de venas y bultos, arriesgó y disparo una ráfaga con su rifle de asalto.

Mass Effect: The old arkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora