Epílogo

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El club se encontraba lleno, como cada viernes por la noche.

La música estaba a un volumen bastante alto, y sentía que mis oídos explotarian.

Las mujeres se paseaban por el lugar con poca ropa.

Sabía que a ellas no les gustaba estar así, pero estaban lo suficientemente drogadas como para que les importe.

Sentía lástima por ellas, Yo jamás me acostaria con una mujer si ella no quiere o si no está con uso de razón.

Deseaba poder ayudarlas a escapar de este horrible lugar, pero no podía hacer nada. Habían hombres más peligrosos que yo detrás de ello.

Rondaba el rumor de que John y sus estúpidos amigos se encontraban en el lugar.

Pude confirmar ello con mis propios ojos al verlo discutir con una mujer.

Ella llevaba poca ropa, pero parecía consciente de todo lo que pasaba a su alrededor. Su droga no había sido muy fuerte.

La mujer, que en realidad sólo era una jovencita, tenía sus mejillas llenas de lágrimas mientras John la sujetaba con fuerza de las muñecas.

No podía escuchar lo que decían ya que me encontraba a unos cuantos metros de ellos.

Decidí acercarme.

Al hacerlo, pude escuchar la frágil voz de la muchacha, que repetía una y otra vez "no me hagas nada por favor".

John quería tomarla a la fuerza y no me extrañaba viniendo de él.

Comenzó a manosearla y no pude controlar mi ira.

Quite a la chica de su vista y corrí hacia él.

Le di unos buenos golpes en su rostro, que no se los olvidaría nunca en su vida.

John comenzó a responder y en un segundo, sus amigos y los míos, ya estaban peleando también.

Lo golpee hasta que me lo pude sacar de encima.

Mire los alrededores tratando de encontrar a la muchacha.

La visualice siendo arrastrada por un hombre hacia la salida.

Cuando desaparecieron por la puerta, me escabulli tras ellos.

Busqué por las calles vacías, pero no había rastros de ellos.

El frío era helado y no tardó en congelar mi rostro.

Caminé hasta toparme con un callejón.

Los encontré allí.

El hombre golpeaba a la mujer fuertemente en la cara, mientras repetía que no hacía bien su trabajo y que él era el que mandaba.

Al parecer era el jefe.

Él se dio cuenta de mi presencia y paro de golpear a la muchacha.

Me miró con gracia mientras sacaba una navaja y la sujetaba en el cuello de la chica.

Instintivamente, saqué mi arma del cinturón.

No tenía ni idea de que hacer con ella, nunca habia usado una, aunque siempre las llevaba conmigo.

Me hacia sentir seguro.

Con manos temblorosas y sin saber que hacía, subí el arma, amenazandolo con disparar.

El hombre se dio cuenta de lo nervioso que estaba, y se rió de mí diciendo que nunca sería capaz.

Él tenía razón, pero cuando una bala salió de la boca de el arma, mi corazón se detuvo.

Yo era un inexperto y el arma no tenía seguro.

Desperté sudado y agitado.

Lo único que recordaba era que me había acostado a descansar un rato mientras ______ estaba abajo hablando por teléfono con su madre.

La puerta de la habitación se abrió, y la visualice.

-¿Qué ocurre, cariño?- preguntó _____ preocupada sentándose a mi lado.

-Soy una mierda- solloce mientras la abrazaba.

Ella suspiró.

-Sabes que no fue tu culpa, deja de torturarte- pidió con voz dulce.

Recordé como esa muchacha escapaba dándome las gracias mientras yo seguía congelado.

-Nunca dejaré que nuestra hija se encuentre en una situación así- dije instintivamente mientras acariciaba la panza de ______, que ya comenzaba a crecer.

-Lo sé, serás un excelente padre, no me cabe duda de ello- respondió mientras acariciaba mi cabello.

Todo parecía estar en orden, y yo debía dejar los fantasmas del pasado lejos.

¿Fama?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora