CAPITULO 12 CUENTA ATRAS

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Las semanas siguientes pasaron como un suspiro, Noah estaba entusiasmado con su nuevo canguro quien se desvivía enseñándole nuevos juegos con el fin de entretenerle y ganarse su amistad

No podía evitar sentir cierta envidia por la relación tan estrecha que mantenían padre e hijo, estaba tan ocupada trabajando y pensando en pagar facturas que apenas tenía tiempo para disfrutar de Noah.

Fue la primera en levantarse, por fin se deleitaría de un día libre.

Noah pasaría la mitad de las vacaciones de invierno con sus padres y su vuelo salía esa misma tarde, aprovecharían la mañana para ir de compras y comer fuera, Lex estaba ansiosa planeando el día cuando sonó el timbre de la puerta.

-Yo abro!!!!!- el pequeño pasó corriendo como una exhalación por al lado de su madre sin darle ni siquiera los buenos días, cogió la sillita de plástico del comedor y la situó en frente de la puerta, decidido y ante la atenta mirada de Lex subió con cuidado y abrió el pomo con las dos manos.

-Hijo... no sabemos quien es debes preguntar primero.- dijo apoyándose en la mesa sin apartar la vista de la puerta.

-Mami,- dijo con dificultad mientras empujaba la silla- ya se quien es!

Lucas apareció a cámara lenta cargado con una caja de rosquillas y chocolate recién hecho, vestía unos baqueros gastados y un jersey ceñido que marcaba sus pectorales a la perfección.

Lex sentía como la sangre le empezaba a hervir, llevaba semanas sin verle por el trabajo, únicamente sabía que seguía en la ciudad porque cada día su hijo le contaba las cosas maravillosa que había hecho o aprendido con Lucas al salir de la escuela.

Tratando que la rabia no se apoderase de ella se dispuso a prepararse un café intentando distraer su mente que bullía a mil por hora.

-Buenos días Lex- Lucas se sentó en uno de los taburetes guiado por Noah que saltaba y corría por la cocina excitado intentando ser el perfecto anfitrión.

Lex se limitó a asentir con la cabeza malhumorada

-Noah, se supone que debes decirme cuando invitas a tus amigos a casa

-Mami, pero él es tu amigo también verdad?- la curiosidad de el niño era desmesurada y la mayoría de las veces hablaba sin pensar- Lucas, no la hagas caso- dijo aparentando ser un adulto- se ha despertado hace un rato y todavía no está vestida.

Se quedó pasmada, con disimulo vio su reflejo en una de las puertas de cristal de la cocina, estaba totalmente despeinada, su cabellera se enmarañaba desde la frente hasta la nuca, para más inri únicamente vestía con una sudadera vieja que apenas si ocultaba su ropa interior. Dejó su café irritada y se introdujo en su habitación no sin antes maldecir por lo bajo su mala suerte.

-Mami parece una loca cuando se despierta- Lex escuchaba como Noah hacía comentarios divertidos a su costa y se reía entre dientes.

Encontró unos baqueros en el fondo del armario junto con una camisa holgada hecha un gurruño, la cogió con ambas manos y la sacudió repetidas veces intentando eliminar los repliegues de un mal doblado.

-Que haces aquí Lucas?- preguntó con sorna ya vestida, Noah la miraba de soslayo, no entendía porque su madre le preguntaba algo tan embarazoso a su nuevo mejor amigo.

-Noah me ha dicho que hoy se va en avión a ver a su abuelo- respondió socarrón – me invitó a pasar el último día de navidades con él.

Lex miraba a su hijo que asentía con cada palabra que salía de la boca de Lucas. El día de mama y Noah había acabado sin empezar, si quería disfrutar de su hijo debía tener a Lucas a su lado y eso no le apetecía en absoluto.

Siempre te protegeréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora