-Espera. Espera -dijo Alen interrumpiendo el relato- Número uno, ¿te subiste a un avión con unos desconocidos así como si nada?
Ari se encogió de hombros.
-Ya vez que no pasó nada, aquí estoy.
A Alen pareció no importarle.
-¡Ari! Te pudieron secuestrar, o matar, o algo. ¿Cómo se te ocurre?
-No se me ocurrió. Dejé de pensar. No quería pensar -dijo tratando de contener las lágrimas- Ya sé, ¿cómo se me ocurre subirme a un avión con desconocidos? Mayores, siendo mayoría, sin saber nada de ellos. Me equivoqué, lo admito. No debí hacerlo... pero en ese momento estaba cansada de los "debo hacer esto" y "no debo hacer lo otro". Quería hacer por una sola vez algo que fuera arriesgado, prohibido, algo que quisiera hacer sin importar las consecuencias.
Alen se quedó callado.
-¿Y la número dos? -preguntó Ari con sigilo, sabía que Alen dejaba lo peor para el final.
-Te dijeron... -empezó él- te dijeron que le avisaras a alguien o... o algo.
-Lo sé.
-¿Y les dijiste que nadie te iba a extrañar? ¿En serio? Ari, después de todo lo que te dije... ¿en serio pensaste que no te iba a extrañar con todo mi ser? ¿Qué no iba a sentir que un pedazo, una parte de mi faltaba?
Ari no dijo nada, solo se mordió el labio.
-No puedo creerlo Ari, no te pedía nada ni te lo pido ahora pero ¿ni una sola carta?
-Pensé que sería lo mejor. No dar señales y dejar que me olvidaras. Alen...
Alen negó con la cabeza.
-No importa, sigue.
Ari espero en silencio a que él dijera algo más, pero al no agregar nada continuó con su historia.
* * *
Con todo lo que había pasado Ari había olvidado que le tenía miedo a los despegues y aterrizajes de los aviones, nunca había tenido experiencias bonitas con eso.
Así que se aseguró de tener bien el cinturón, la mesa de adelante y el respaldo.
-Será un vuelo largo, son unas 12 horas, tal vez querrás dormir -le dijo Daniel.
Ari asintió, sabía que sería un vuelo largo y aunque no estaba muy preparada, sabía que la aventura la esperaba.
Pasaron unos minutos y el avión comenzó a moverse.
Ari cerró los ojos con fuerza y apretó sus puños, Daniel no se dio cuenta, estaba viendo a la azafata hacer las indicaciones de salida, o más bien, estaba admirando a la azafata.
Cuando ya todo estaba listo, el avión empezó a tomar velocidad y se sentía el cambio, como poco a poco se iba elevando.
Ya iba algo elevado cuando cayó un poco y rebotó en el piso. Ari, con miedo, tomó la mano de Daniel y se la apretó.
-¿Qué? No me digas que tienes miedo a los despegues -le dijo con esa sonrisa colmada de sarcasmo que la empezaba a hartar.
-Si. No tengo lindas experiencias con esto, ¿Algún problema? -contestó enojada por sus palabras.
-Tranquila. No tengo ningún problema, al menos no lo tendré si me regresas mi mano sana y salva -dijo y señaló sus manos juntas con los ojos.
Ella le soltó al mano y se hizo bolita en su lugar observando como el avión se alejaba de la ciudad, se alejaba de su familia y de todo lo que había conocido para ir a tierras jamás pisadas por ella.
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La locura no entiende de amor y razones
Teen FictionAri es una chica responsable, normal y con una vida bastante aburrida. Pero un día se harta, no puede más con el mundo alrededor y explota. Entonces toma una decisión que cambiará su vida entera. Confundida por la declaración de amor de su mejor ami...