Capítulo 3: El profesor Rumsfeld

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Lena P.O.V

Derek sigue sonriendo ante mi expresión de asombro absoluto. Me invita a sentarme con un gesto en la silla que está enfrente de su escritorio.

-          ¿Cómo no me has dicho nada? – pregunto en cuanto me recupero de la impresión – Ni tú, ni la tía Abbie, ni mi padre…

-          Tu padre nos pidió que no te dijésemos nada. Quería que fuese una sorpresa. No sabes lo que me ha costado no contártelo, pero solo por ver tu cara, ha valido la pena – dice él sonriendo aún más.

Lo miro con odio y él empieza a reírse. Cabrón.

Tengo mis motivos para estar enfadada. Derek sólo lleva un año más que yo en la empresa y ya es mi jefe, y eso no es justo. No, para nada justo. Ya lo había aguantado durante la universidad con sus constantes bromas, con el hecho de que les diese mi número a todos los tíos de su hermandad para que dejase a Chris, y con sus incontables intentos de tener un lío con mis amigas. No, no quería volver a aguantarlo en el trabajo.

-          Me voy a presentar mi renuncia. – le digo convencida con mi decisión.

-          ¡Pero si te acaban de contratar! – exclama él sorprendido.

-          Derek, no pienso tenerte como jefe. – le digo levantándome de la silla.

Derek me alcanza antes de que abra la puerta. Tira de mi para que vuelva a sentarme y yo suelto un bufido que él oye claramente.

-          Gatita, no saques las uñas todavía. Podemos hacer un trato – dice él cruzando las manos por encima de la mesa.

-          Te escucho – le digo, aunque no me fio de lo que me proponga.

Fiarse de Derek es como pactar con el diablo. Nunca sabes cómo va a acabar la cosa.

-          Prima, realmente quiero trabajar contigo. – dice él intentando poner un tono convincente – Así que te haré una oferta que no podrás rechazar.

Derek recuerda mucho a las negociaciones de Vito y Michael Corleone en la peli de “El padrino”. Mi tía hizo mal en dejarle ver pelis de mafiosos cuando era un crío.

-          Dek, deja de imitar a Vito Corleone y habla de una vez. – le digo exasperada.

-          Lena, déjame escenificar. Me falta lo del gesto de los dedos para parecer un italiano. – responde él haciéndose el ofendido.

-          Al grano Dek.

-          Está bien, está bien. Si no renuncias al puesto… - hace una pausa teatral y yo pongo los ojos en blanco – Prometo que no seré un jefe tiránico.

-          ¿Crees que eso es suficiente?

-          ¿Qué más quieres? – pregunta él con un gesto de exasperación.

-          Solo dos cosas más.

Derek me mira exasperado y habla:

-          Dilas antes de que me arrepienta.

-          Lo primero de todo, no espantes a Kevin del apartamento. Es mi amigo y es buena persona.

-          Vale, lo pillo. Nada de ser un tirano con Kev. Pero te recuerdo que a mí también me interesa tener un compañero, el alquiler no se paga solo.

-          Quería dejarlo claro.

-          Bien, ¿qué más?

-          No te pido que os convirtáis en los mejores amigos, pero por favor, por favor, trata con cordialidad a Chris. Sé que no lo aguantas, pero para mí es importante que os llevéis bien. 

St. Peter College: GraduadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora