CAPITULO II LA MALDICION

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- ¿Qué eres? – pregunté, supongo que el todopoderoso Tomas había liberado mi lengua.

- No hace falta que te lo diga, piénsalo un poco – sugirió.

- No es posible – dije sin creerlo - ¿Vampiros? – era una locura – no es posible – pero ya no estaba tan segura, después de todo ¿Cómo iba a explicar todo lo extraño que había en él?, sin mencionar como drenó la sangre de Cecilia.

- ¿Y qué piensas? – preguntó el cínico.

- Quiero irme de aquí – dije poniéndome de pie y alejándome de él, casi corriendo hacia la puerta, pero él llegó antes y me tapó el camino.

- Amor – dijo poniendo sus manos en mi hombros empujándome hacia atrás – pensé que ya estaba claro que esa no era una opción – unos pasos más y choqué con la cama y caí sentada en ella – recuéstate – dijo y lo obedecí, me deslicé por la cama hasta que mi cabeza quedo acomodada en la almohada, él se colocó sobre mí, mi respiración era agitada, quería gritar, patalear y salir corriendo de ahí, pero no podía moverme – tranquilízate – ordenó suavemente mientras acariciaba mi cabello – ya no puedo esperar más, tengo que hacerte mía – dijo y comenzó a oler y besar mi cuello, la piel se me erizó, pero no por placer, si no por miedo, yo sabía lo que venía – sólo va a doler un poco – dijo y sentí como desgarraba mi piel con sus colmillos, y no dolió sólo un poco, el gritó que lancé me desgarró los pulmones, sentía como ácido en ese lugar, y con cada succión que hacía sentía como la vida se me escapaba del cuerpo, quería alejarme de él, estaba moviéndome en la cama todo lo que podía, pero era inútil, no le costaba nada mantenerme en la posición que le resultara cómoda para su tarea, comencé a sentir que me desvanecía, me costaba respirar y el pecho me dolía, creo que me estaba por dar un infarto, estaba muriendo lenta y dolorosamente, poco a poco se separó de mi cuello, yo ya no tenía fuerzas para nada, hizo unos movimientos y puso su muñeca en mi boca, sentí algo frío deslizarse en mis labios – bebe – dijo y no lo pensé, necesitaba beber algo, lo sentía adentro mío, así que abrí la boca y comencé a chupar la sangre que botaba su brazo, al principio lo hice suave, pero a medida que el líquido ingresaba a mi sistema me sentía con más ganas de seguir bebiendo y mi fuerza iba volviendo a mí, estaba recobrando la lucidez podía sentir como Tomas acariciaba mi cabello con su mano libre, yo seguía bebiendo – Eso es todo – dijo y quitó su mano de mi boca, me sentía vacía y sedienta, quise incorporarme para pedirle más pero lo que pasó a continuación me lo impidió, la ventana fue atravesada por algo y la habitación comenzó a quemarse, quise ponerme en pie pero no podía moverme, Tomas se acercó a la ventana y alguien ingresó en la habitación.

- ¡Cazadores! – pude entender que decía.

- Sácala de aquí – ordenó mi esposo – la transformación no está terminada aún - y sentí que alguien me tomaba en brazos y salía conmigo en medio del calor del fuego que ahora estaba por toda la casa, íbamos muy rápido por el pasillo, luego bajamos unas escaleras, ya no sentía calor, apenas podía mantener los ojos abiertos, pero me pareció que estábamos en un sótano, avanzamos un poco más, pero un golpe hizo a mi cargador caer, lanzándome al frio suelo.

- ¡Hasta aquí llegas asquerosa rata! – escuché una voz masculina pero no sabía de dónde provenía, luego escuché pasos, varios golpes, gritos, jadeos, más golpes, y el filo de una cuchilla cortando algo, pasaron como 40 minutos hasta que alguien volvió a tomarme en sus brazos – ven aquí preciosa - dijo la misma voz - ya estas a salvo -comenzamos a andar y perdí el conocimiento.

Me desperté casi saltando en la cama donde me encontraba, los recuerdos del día anterior vinieron a mi mente en forma de pesadillas, me sentía libre, capaz de pensar y actuar por mí misma de nuevo. Observé mi cuerpo, ya no llevaba el horrible conjunto de lencería, tenía una playera y nada más abajo, solo esperaba que una mujer me hubiera vestido.

LA MUJER DEL CONDE MALDITO - Completa - EditadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora